La Administración Biden está ampliando el uso de monitores en los tobillos de migrantes con hijos como parte de un programa para aumentar la vigilancia de quienes son liberados para llevar sus procesos de asilo dentro del país y acelerar las deportaciones de los que no resultan elegibles, informó en el diario The Wall Street Journal.
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La nueva política busca hallar un punto medio entre mantener detenidos a los padres con sus hijos en prisiones o liberarlos para que esperen años por una comparecencia en una corte de inmigración, según oficiales citados por el periódico.
Medida
La medida es parte de las iniciativas puestas en vigor después del fin del Título 42, que la Administración Trump implementó durante la pandemia de COVID-19, y permitía expulsar inmediatamente a quienes buscaban asilo en el país.
Funcionarios del Gobierno han comentado en ocasiones anteriores sobre la iniciativa, conocida como Gestión de Deportación Familiar Acelerada (FERM, por sus siglas en inglés), como una manera efectiva de determinar qué familias cumplen los requisitos para solicitar asilo y cuáles no.
Esa política ha sido criticada por grupos defensores de los migrantes porque, han afirmado, hace más difícil que aquellas personas que huyen de la violencia, hambrunas o pobreza reciban asilo en Estados Unidos.
Cifra y monitoreo
De acuerdo con cifras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), hasta la fecha unas 62,000 personas han sido colocadas en el programa FERM.
Al cabeza de familia de esos grupos, una vez que son liberados en la frontera, se les permite viajar a su lugar de destino en Estados Unidos con un monitor con un sistema de geolocalización (GPS) en su tobillo y se les exige estar en casa de 11 p.m. a 5 a.m., además de ser chequeados frecuentemente por un agente de ICE.
Los adultos colocados en el programa FERM generalmente tienen una entrevista inicial con un oficial de inmigración semanas después de su arribo. Aquellos que no cumplen los requisitos para solicitar asilo son rápidamente deportados, a menos de que aprovechen la oportunidad de apelar su caso ante un juez, por una vez, durante una audiencia que generalmente tiene lugar días o semanas después del fallo inicial.