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Cómo reparar el daño renal: come porciones pequeñas

Muchas personas no se dan cuenta del daño renal que padecen.

El organismo tiene órganos determinantes como los riñones, dado que se encargan de llevar a cabo varias funciones. Una de las más vitales resulta la capacidad de poseer la sangre libre de desechos que se generan de los alimentos, así como filtrar. Evitar el daño renal es clave para mantener en óptimas condiciones.

Igualmente, tiene otras funciones: “Eliminan el ácido que producen las células del cuerpo y mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales tales como sodio, calcio, fósforo y potasio en la sangre”, alegó el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales

La Biblioteca Nacional de Medicina rememoró que “en cada riñón hay un millón de estructuras pequeñas llamadas nefrones, los cuales filtran los desechos y el exceso de agua de la sangre, lo que se vuelve orina.

“La mayoría de las enfermedades renales atacan los nefrones. Este daño causa que los riñones no puedan eliminar desechos. Las causas incluyen problemas genéticos, lesiones o medicamentos”.

¿Qué hacer para reparar el daño renal?

En primer lugar, comer porciones pequeñas. Específicamente, de alimentos protéicos. “Son las porciones y el tipo correcto de proteínas. Esto debido a que cuando el organismo utiliza proteínas, produce desechos y son los riñones los encargados de eliminarlos”, sintetizó el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.

“Comer más proteínas de las que se requieren puede hacer que los riñones trabajen más”. Entre tanto, “las principales proteínas de origen a animal que se pueden incluir en la dieta son: pollo, pescado, carne, huevos y lácteos (…)”.

Sin duda, “una porción cocida de pollo, pescado o carne debe ser de alrededor de dos o tres onzas. En cuanto a proteína vegetal, se pueden ingerir fríjoles, nueces y granos”, refirió.

Recomendaciones

Comprar alimentos frescos. “El sodio (una parte de la sal) se añade a muchos alimentos preparados o empacados que se compran en el supermercado o en los restaurantes”. Dado este panorama, es importante adquirir alimentos que sean frescos.

En vez de buscar a las “comidas rápidas”, los preparados, “cocinar los alimentos desde cero; lo ideal llega a ser dejar a un lado los “congelados y enlatados que son altos en sodio. Cuando la persona prepara su propia comida, puede controlar lo que le pone”.

A la par, olvidarse un poco de la sal e inclinarse por condimentos libres de sodio y hierbas.

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