A lo largo de 40 años, El Santo se convirtió en uno de los luchadores más icónicos del pancracio mexicano. Pero, como todo en la vida, el final llegó en la carrera del esteta, luego de salir victorioso en múltiples combates.
El 12 de septiembre de 1982, en el extinto Toreo de Cuatro Caminos, el ídolo de la lucha libre azteca se despidió de los encordados.
Así fue el adiós del cuadrilátero de El Santo
Aquel combate quedó en la memoria de todos los aficionados al deporte, ya que fue la despedida de un ícono.
Previo a su última lucha, El Santo tuvo una gira del adiós, organizada por Francisco Flores, dueño de Promociones Mora.
La primera parada fue el Palacio de los Deportes, mientras que la segunda fue en la Arena México, para concluir en el mítico recinto del periférico.
Antes de subirse al cuadrilátero, El Santo otorgó una entrevista que quedó en la memoria de sus fans, pues agradeció tantos años de apoyo.
“Me voy con la satisfacción de, creo, haber cumplido como luchador. Di toda mi vida al deporte, en cuerpo y alma me entregué a ella. Me voy contento, me voy triste, sí me voy triste, pero nada más, no me voy amargado; al contrario, tuve muchas satisfacciones, y sí, siento que dejo algo arriba de estos cuadriláteros” comentó.
Sus rivales fueron Los Misioneros de la Muerte
El combate fue una lucha de cuatro contra cuatro. En la esquina de “El Enmascarado de Plata” estuvieron Huracán Ramírez, El Solitario y Gori Guerrero, este último salió del retiro para pelear.
Los rivales fueron El Perro Aguayo y Los Misioneros de la Muerte: Texano, Negro Navarro y El Signo.
El adiós fue un poco amargo para El Santo, ya que no pudo terminar el combate, al ser severamente lastimado por sus oponentes.
Incluso, el servicio médico y personal de la arena lo retiraron maltrecho, ante la mirada triste de muchos fans que estaban en la grada.