Investigadores de la Universidad de California en Berkeley cuantificaron la cantidad de etanol presente en los frutos que integran la dieta diaria de los chimpancés, y los resultados son sorprendentes: el consumo diario promedio equivale al de una o dos ‘copas estándar’ para un humano.
Los científicos analizaron 21 especies de frutas que los chimpancés comen habitualmente en parques africanos — entre ellos Ngogo en Uganda y Taï National Park en Costa de Marfil — y detectaron concentraciones de etanol de alrededor de 0,26% en promedio.
Dado que estos primates pueden consumir hasta 4,5 kg de fruta al día — lo que representa entre 5% y 10% de su peso corporal —, incluso niveles bajos de alcohol por peso resultan en una ingestión considerable.
Este consumo regular y natural de alcohol sugiere que no se trata de un error ni de un caso aislado, sino de una parte incorporada de su dieta cotidiana.

IMPLICACIONES EVOLUTIVAS
El estudio respalda la llamada hipótesis del mono borracho, propuesta hace décadas por algunos primatólogos: la afinidad humana por el alcohol tendría raíces profundas, heredadas de antepasados que consumían frutas fermentadas.
Si los chimpancés — nuestros parientes evolutivos más cercanos — ingieren alcohol a diario sin aparentes efectos de embriaguez, podría significar que el etanol ha formado parte de la ecología alimentaria de primates durante millones de años.
Con ello, el deseo o tolerancia al alcohol en humanos dejaría de ser una peculiaridad moderna, para convertirse en un rasgo evolutivo compartido.
¿QUÉ SIGUE?
Aunque los chimpancés consumen alcohol de forma regular, no se observaron comportamientos típicos de intoxicación, lo que plantea preguntas sobre cómo metabolizan el etanol y cómo sus cuerpos se adaptan a esa ingesta continua.
Futuros estudios podrían explorar si estos primates prefieren frutas con mayores concentraciones de etanol — lo que implicaría una elección activa — y cómo varía ese consumo entre individuos, estaciones o hábitats distintos.
Además, analizar cómo reaccionan sus cuerpos al alcohol puede ofrecer pistas sobre la evolución del metabolismo del etanol en los primates, incluido el ser humano.
“Probablemente, la atracción que los seres humanos sentimos por el alcohol proviene de esta herencia alimentaria de nuestro antepasado común con los chimpancés”, concluye Aleksey Maro, coautor de la investigación y estudiante de posgrado de la Universidad de California en Berkeley.

