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Por qué se desataron las protestas en Nepal que terminaron con la renuncia del primer ministro

Nepal vivió el 9 de septiembre una jornada crítica: renunció el primer ministro, se incendiaron edificios y persiste el descontento juvenil. Esto es todo lo que debe saber para entender el conflicto en Nepal.

Consecuencias de los violentos enfrentamientos por la prohibición de las redes sociales en Nepal
Por qué se desataron las protestas en Nepal que terminaron con la renuncia del primer ministro (NARENDRA SHRESTHA/EFE)

El martes 9 de septiembre de 2025 marcó un punto de quiebre en la crisis política y social que sacude a Nepal desde hace semanas. Tras días de protestas masivas encabezadas por jóvenes de la llamada “Generación Z”, el país vivió una jornada de extrema tensión con la renuncia del primer ministro K.P. Sharma Oli, incendios en edificios emblemáticos y un ambiente de caos en la capital, Katmandú.

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La chispa inicial de este estallido fue la prohibición de 26 redes sociales, entre ellas Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube y X, que el gobierno había justificado bajo el argumento de combatir la desinformación. Sin embargo, la población la interpretó como un intento de censura y control autoritario. El levantamiento de la medida, anunciado en la madrugada del martes, no fue suficiente para contener la indignación de los manifestantes.

El movimiento Gen Z y el rechazo a la corrupción

Durante la jornada, miles de personas continuaron en las calles expresando un rechazo más amplio hacia la corrupción, el nepotismo político y la falta de oportunidades económicas para los jóvenes, cuyo desempleo supera el 20 %. El movimiento, bautizado como “Gen Z Protests”, se consolidó como un símbolo de resistencia contra una clase dirigente percibida como desconectada de las necesidades reales del país.

Violencia en Katmandú: edificios incendiados y vuelos suspendidos

La tensión escaló con violencia. El Parlamento y varias residencias oficiales, incluyendo las del primer ministro, el presidente y altos funcionarios, fueron incendiados por manifestantes. También se reportaron ataques a sedes partidarias y edificios públicos. El aeropuerto internacional Tribhuvan de Katmandú suspendió vuelos debido al humo y a disturbios en las inmediaciones, lo que generó un impacto adicional en la ya frágil situación nacional.

Ante este escenario, Oli presentó su renuncia con el argumento de “facilitar una salida política a la crisis”. Su dimisión provocó un efecto dominó en el gabinete: varios ministros y parlamentarios también renunciaron. No obstante, el primer ministro quedó al frente de un gobierno interino con facultades inciertas, mientras persiste la inestabilidad.

Promesas de reparación y descontento persistente

En un intento por calmar los ánimos, el gobierno anunció compensaciones económicas para las familias de los fallecidos, atención médica gratuita para los heridos y la creación de una comisión investigadora con plazo de 15 días. Sin embargo, los manifestantes consideran estas medidas insuficientes, al sostener que el problema va más allá de la censura digital y radica en un sistema político marcado por privilegios y corrupción.

El martes 9 de septiembre quedará en la historia reciente de Nepal como la jornada en que el descontento juvenil se transformó en un movimiento de gran alcance, capaz de derribar a un primer ministro y poner en jaque la estructura política del país.

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