En menos de una semana los estadounidenses vieron imágenes que parecían impensables. En un país donde existe un gran respeto y agradecimiento para sus fuerzas armadas, y eso se manifiesta, por ejemplo, en dos días conmemorativos durante el año y en cada partido de NFL, NBA o MLB, verlos por las calles de Los Ángeles y en otros lugares del país, generó cuestionamientos, temor y críticas.
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En apenas seis días, Trump ordenó el despliegue de la Guardia Nacional y los Marines en Los Ángeles; tuvo un acto político en el mayor fuerte del mundo, y para el día de su cumpleaños 79 decidió realizó un inédito y ampuloso desfile militar, que coincidió con el aniversario 250° del Ejército de Estados Unidos.
Según The New York Times, la imagen de militares desfilando frente a Trump, en la misma semana en que uniformados fueron desplegados para controlar protestas en Los Ángeles, generó incomodidad en el alto mando del Ejército, y además, impulsó a cientos de miles de estadounidense a marchar el sábado pasado bajo el lema “No Kings”, en la que acusaron al presidente de autoritarismo
Guardia Nacional y Marines por las calles de Los Ángeles
El viernes 6 de junio, una serie de redadas antimigratorias llevadas a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en algunos suburbios de Los Ángeles, generó fuertes protestas en la ciudad. Fueron quemados algunos vehículos y varios locales fueron saqueados, pero las manifestaciones no se asemejaron a la violencia vivida en 1992 por el caso de Rodney King.
Pese a eso, el sábado 7 de junio, Donald Trump decidió desplegar a 2.000 miembros de la Guardia Nacional, decisión que usualmente le corresponde a los gobernadores de cada estado. La última vez que un presidente de Estados Unidos tomó control de la Guardia Nacional de un estado había sido en 1965. Entre domingo y lunes, el gobierno de Trump a través del Pentágono sumó otros 2.000 soldados de la Guardia Nacional y también a 700 marines, una de las ramas de las fuerzas armadas destinada como fuerza expedicionaria en conflictos bélicos.
El viernes 13 de junio, un marine detuvo a un civil cerca de un edificio federal: se trataba de un ex miembro del ejército que iba a una oficina de Veteranos.
Acto político en un fuerte militar
El Fort Bragg pasó a llamarse Fort Liberty durante el gobierno de Joe Biden debido a una ley que obligaba a cambiar los nombres de propiedades del Departamento de Defensa bautizadas en honor a militares que sirvieron a los Confederados durante la Guerra Civil, en este caso, Braxton Bragg. Sin embargo, cuando asumió el nuevo gobierno, el jefe del Pentágono devolvió el nombre de Fort Bragg, aunque para cumplir con la ley, esta vez en honor de Roland L. Bragg, un paracaidista condecorado durante la Segunda Guerra Mundial.
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El Fort Bragg, la instalación militar más grande del mundo, fue el lugar elegido por Donald Trump para realizar un acto político el martes 10 de junio. El objetivo central era realizar un discurso por el 250° del Ejército de Estados Unidos, pero el mandatario utilizó dicho momento para reafirmar el despliegue de la Guardia Nacional y marines en Los Ángeles.
“Lo que están presenciando en California es un ataque total a la paz, al orden público y a la soberanía nacional, perpetrado por alborotadores que portan banderas extranjeras con el objetivo de continuar una invasión extranjera de nuestro país. No vamos a permitir que eso suceda”, comentó entonces Trump.
El presidente de Estados Unidos criticó a los manifestantes, a los que calificó de “animales”.
Trump recibió numerosos vítores de la multitud militar, que se rio de las bromas del presidente y se deleitó con su baile al ritmo de su himno de campaña, “YMCA”. Sin embargo, de acuerdo al relató de The Associated Press, algunos miembros del público se sintieron incómodos con alguno de sus comentarios.
Un inédito desfile militar
Muchas democracias occidentales, como Francia, México y Chile, tienen desfiles militares anuales por motivo de la independencia o por celebraciones de sus fuerzas armadas. Pero también son una demostración de poder en países con regímenes autoritarios, como el desfile del 9 de mayo en Rusia (que recuerda el fin de la Segunda Guerra Mundial) o los que realiza con frecuencia Corea del Norte por diversas razones.
En Estados Unidos, por el contrario, son una rareza y del último desfile militar que se tiene memoria en Washington fue en 1991 luego del fin de la Guerra del Golfo.
Por eso llamó mucho la atención cuando Donald Trump anunció un imponente desfile militar para el 14 de junio, que coincidía con el 250° aniversario del Ejército, pero también con su cumpleaños 79. Este último aspecto fue el que despertó mayores críticas, ya que además, el desfile costó $45 millones al gobierno federal.
Además se realizó un “festival”, donde, de acuerdo al comunicado del Ejército, estuvo abierto al público “con oportunidades para interactuar con soldados, ver demostraciones militares, explorar exhibiciones estáticas de equipos y escuchar música en vivo durante todo el día”. Ahí se vio a niños y jóvenes apuntando armas de alto calibre o portando lanza cohetes.
En el desfile donde se hicieron presentes 6 mil militares, el Ejército exhibió parte de su equipamiento moderno, pero también marcharon tropas vestidas con uniformes de distintas épocas, incluyendo la Guerra de Independencia, la Guerra Civil, la Primera Guerra y la Segunda Guerra Mundial, con los carros armados de dichos períodos.

Con una retórica fuertemente patriótica, Trump dijo en su discurso que “ya era hora de que Estados Unidos celebrara sus propias victorias” y que “el Ejército nos mantiene libres para hacernos fuertes. Y esta noche, han hecho sentir muy orgulloso a todo Estados Unidos”.
El problema para Trump es que diversos medios estimaron que al desfile llegaron menos de las 200 mil personas que se esperaban (el presidente de Estados Unidos aseguró que fueron 250.000), y que las marchas “No Kings” contra el mandatario convocadas para el mismo día en todo el país llevaron cerca de 5 millones de personas, según los organizadores. El objetivo de dichas marcas fue hacerle un contrapeso a Donald Trump y , además, acusarlo de autoritarismo por la utilización de las fuerzas armadas.