Donald Trump tomo la decisión de desprenderse de su vehículo Tesla, adquirido recientemente, luego de un quiebre en su relación con el empresario Elon Musk, según información publicado por The New York Times, citando a un alto funcionario de la Casa Blanca.
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El presidente de Estados Unidos compró en marzo un Model S rojo, avaluado en unos $80 mil, como gesto de respaldo a la compañía de vehículos eléctricos en medio de una caída de su valor.
Trump incluso prestó los jardines de la Casa Blanca para realizar un corografiado apoyo a Tesla y a su ex amigo, ex aliado y ex financista Elon Musk.
La decisión fue todo un gesto político y comercial del mandatario, quien siempre ha apoyado los autos tradicionales de combustión interna que producen grandes empresas estadounidenses.
Un capítulo más en el quiebre de Trump con Musk
La decisión surge en medio de crecientes tensiones entre Trump y Musk, quien había sido hasta hace poco un aliado clave en iniciativas gubernamentales y llega a ser el segundo hombre más poderoso en la Casa Blanca en los primeros meses de la administración del presidente republicano.
El distanciamiento entre ambos se hizo evidente luego de que el empresario expresara duras críticas a una propuesta legislativa impulsada por la administración actual.
En su momento, Trump decidió adquirir el vehículo eléctrico como una forma de manifestar públicamente su apoyo a Tesla. La empresa enfrentaba entonces una ola de ataques que incluyó actos de vandalismo contra autos y propiedades relacionadas con la marca.
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La compra fue interpretada como una señal política, especialmente tras las polémicas en torno a la implicación de Musk en el proyecto DOGE, una ambiciosa iniciativa de reducción del gasto estatal y la plantilla federal que resultó ser un fracaso político para el empresario sudafricano.
Ruptura pública entre Trump y Musk
El vínculo entre el presidente y el magnate tecnológico comenzó a deteriorarse de manera acelerada a lo largo de la semana pasada. El punto de quiebre se produjo el jueves, cuando Musk cuestionó abiertamente una de las piezas legislativas clave que Trump intenta impulsar en el Congreso: una nueva ley tributaria.
En respuesta a esas críticas, el mandatario tildó a Musk de “loco” y sugirió que podría cancelar contratos del gobierno federal con compañías dirigidas por el empresario, entre ellas la aeroespacial SpaceX. Estas declaraciones marcaron un giro significativo en la relación entre ambos, que hasta entonces había estado caracterizada por una cooperación puntual en temas económicos y tecnológicos.
De momento, el vehículo permanece estacionado en las inmediaciones de la Casa Blanca, sin uso.
