Elon Musk ha empacado sus cosas y se ha despedido de la Casa Blanca. ¿Y ahora qué? Los inversores, por lo pronto, respiran un poco aliviados. Suena contradictorio, pero alejarse de la política podría ser justo lo que Musk necesita para concentrarse de nuevo en lo suyo: Tesla, SpaceX, Starlink y su lista de proyectos futuristas (que parece más larga que la cola para comprar boletos de Taylor Swift).
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Tesla no la está pasando bien. Las ventas bajaron, los robotaxis aún no despegan y las protestas contra las simpatías políticas de Musk no ayudaron. Ah, y el último lanzamiento de SpaceX terminó explotando más rápido que un cohete mal calibrado. Literal.
Tesla: ¿Momento de despegar o de hacer mantenimiento?
Las acciones de Tesla han caído un 25 % desde diciembre, y muchos inversores culpan al enfoque excesivo de Musk en su aventura política.
El entusiasmo inicial por sus lazos con Trump se desinfló cuando las entregas bajaron y la competencia —sobre todo en China y Europa— comenzó a pisarle los talones.
Según Seth Goldstein, de Morningstar, aunque la salida de Musk del gobierno podría mejorar el “ambiente”, no ve cambios reales en Tesla… todavía. Y aunque los optimistas siguen apostando por los robotaxis como el próximo gran boom, los desafíos siguen siendo muy reales.
¿Relación con Trump? Con beneficios… y controversias
Musk y Trump no solo compartieron tuits: también compartieron negocios. Mientras Musk lideraba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (sí, eso existió), sus empresas ganaban terreno.
Pero todo ese acceso a pasillos federales vino con sospechas de uso de datos privilegiados, sobre todo cuando se supo que Grok, el chatbot de xAI, estaba metido en algunas agencias del gobierno.
Y justo cuando Musk anunciaba su salida, SpaceX sufría otro revés con su cohete Starship, que explotó antes de completar su misión. Gwynne Shotwell sigue al mando, pero Musk promete ahora enfocarse más en el proyecto. ¿Será cierto?
La política energética, otra batalla
Aunque Musk había mantenido el perfil bajo respecto a la política energética, Tesla Energy alzó la voz esta semana. Criticó con fuerza los planes republicanos para recortar incentivos a la energía limpia. Para ellos, esto no solo daña el negocio, sino que amenaza la seguridad energética de EE.UU.
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Y en medio de todo esto, Musk prepara lo que podría ser su próxima gran jugada: el robotaxi. Según dijo, ya están probando autos sin conductor en Austin y en junio entregarán el primero directo de fábrica al cliente. Parece que la etapa post-Washington será cualquier cosa… menos tranquila.