Luego de la pandemia de COVID-19 la crianza saludable de los hijos se convirtió en un reto, poner límites se volvió un desafío. El hecho de estar en casa más tiempo de lo estipulado, no socializar como estaban acostumbrados, realizar solo actividades dentro del hogar, hizo surgir mucha tensión, poniendo en jaque valores como el respeto.
Durante 12 no se había visto un incremento no solo del uso de las penitencias, sino también de los retos con gritos, los golpes y los insultos para corregir el comportamiento de los chicos.
Una de las consecuencias educativas de una falta de habilidad a la hora de establecer las normas y de marcar los límites puede ser la falta de respeto, que se produce cuando hablamos demasiado, exageramos en la emoción, y en muchos casos, nos equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad lo que queremos o lo hacemos con demasiada autoridad.
¿Cómo poner límites ami hijo?
La integrante de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) Ángela Nakab declaró: “Hay que ser muy claros en que no puede haber castigo físico ni agresiones verbales o indiferencia porque eso tiene un gran impacto en la psiquis y el desarrollo de los chicos: poner límites significa proteger a los hijos”.
Un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas suele ser claro para un niño. ‘Habla bajito en una biblioteca’; ‘agarra mi mano para cruzar la calle’ son algunos ejemplos de formas que pueden incrementar la relación de complicidad con tu hijo, sustancialmente.
También, hay que tener en cuenta que se le debe presentar la libertad de oportunidad, la cual hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias.
Se conoció que la libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias.
Causas
La doctora en psicopedagogía Adriana Nap dijo: “Las penitencias y los retos no ayudan a producir el cambio. Es fundamental ver las causas”. Es cuestión de analizar qué puede haber detrás: factores cognitivos, emocionales, estrés, aburrimiento, entre otros.
Existen épocas en las que es necesario llevar con más calma la situación y contar hasta diez antes de reaccionar. Delante de un mal comportamiento, lo mejor es contar un minuto con calma, y después preguntar con tranquilidad, ‘¿qué ha sucedido aquí?’, buscando la forma de poner límites de forma correcta.