Cuando se hace mucho ejercicio o alguno en específico, de ambas maneras, puede ocurrir que prevalezcan las ganas de vomitar: tanto jóvenes como personas mayores han experimentado este suceso nada grato.
Sobre todo, los deportistas. “Sentir náuseas ocasionadas por el ejercicio, o incluso el vomitar, es algo que puede ocurrir. De hecho, si hablamos de molestias gastrointestinales en general, algunos estudios reportan estos síntomas entre un veinte y hasta un setenta por ciento de los deportistas”, aseveró el experto en educación física Felipe Isidro.
Sin embargo, sostiene que, “mucha más gente vomita por un trastorno de la conducta alimentaria como la bulimia que por la exigencia de sus entrenamientos”.
Causas de vomitar tras entrenar
Mucho lactato. “El lactato o ácido láctico es una sustancia producida por el tejido muscular y por los glóbulos rojos que transporta el oxígeno de los pulmones a otras partes del cuerpo. Normalmente, su nivel en la sangre es bajo pero aumenta cuando los niveles de oxígeno disminuyen”, dijo el especialista.
Comentó que “llegado a un punto, alcanzas la cantidad máxima de lactato que tu organismo puede manejar lo cual dispara sus niveles de acidez.Tu cerebro percibe esta señal como un ambiente tóxico y, como mecanismo de defensa, quiere deshacerse de la toxicidad haciéndote vomitar”.
Tal efecto lo puede desencadenar “un entrenamiento de fuerza con muchas repeticiones e intervalos de descanso cortos”. De hecho, sin alcanzar la sensación de no tener aliento.
Hiponatremia. De acuerdo con Isidro, “el sodio es un electrolito esencial que ayuda a mantener el equilibrio del agua tanto dentro como alrededor de las células. La insuficiencia de sodio en la sangre se conoce como hiponatremia. Ocurre cuando se produce un desequilibrio entre la cantidad de agua y sodio en nuestro cuerpo”.
Dicho de otra manera, existe “demasiada agua o no hay suficiente sodio en la sangre y puede producir náuseas y mareos. No tomar líquidos o beber una cantidad ingente de agua sin reponer sales puede acabar produciendo este efecto”. En pruebas de resistencia de larga duración suele ser más común este caso.
¿Reducir entrenamientos?
Conforme a su percepción, “vomitar puntualmente después de hacer ejercicio no es divertido, pero no tiene nada inherentemente malo. Sin embargo, no hay necesidad de convertirlo en un hábito”.
Lo que significa es que “no estas entrenando inteligentemente y dentro de tu capacidad de trabajo. Si constantemente sientes náuseas en tus entrenamientos, es hora de evaluarlos” y, de ser necesario, reducir la cantidad que sueles realizar.