De la mano de su dueño, el joven Marcos Acuña, de 37 años, se instaló Quick Market en el país desde octubre de 2021: el único supermercado inteligente que funciona sin cajeros.
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El argentino, quien comenzó solo el negocio y ya cuenta con más de 50 empleados, decidió instalar la empresa autónoma en Estados Unidos para crecer más, potenciar el desarrollo de la firma, explicó a La Nación.
Optó por vivir en suelo americano luego de descubrir que el proyecto que comenzó durante la pandemia, en 2020, justo en su nación natal, causó sensación a nivel mundial.
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Modelo de negocio de Quick Market
El modelo de negocio resulta transformador, de cambio. Aunque se inspiró en el de supermercados Amazon Go!, comprendió que tenía innumerables obstáculos en su horizonte y era costoso.
“Éste es un modelo caro, por eso Amazon no tiene más de 30 smart market en todo el mundo. Y si incluimos a las demás marcas en el planeta, no hay más que 150 comercios de este tipo. Además, es un proyecto que demanda de un gran ´know how´: desde instalación de cámaras, balanzas de peso en las góndolas hasta buenos revisores que son las personas, que nadie menciona, pero que son muy necesarios para sostener la estructura”, narró en alusión al primer supermercado inteligente que creó en Puerto Madero, Argentina.
El desarrollo del supermercado argentino no fue fácil, tardó al menos dos años y debió invertir mucho dinero. Por ello, decidió desistir del modelo que le motivó en primer lugar; calificó de profunda y lenta la metamorfosis de la compañía.
En la actualidad, se encuentra en complejos inmobiliarios residenciales, tanto empresas como barrios cerrados, torres, oficinas. Además, sobresale siendo un amenity, estilo kiosko autónomo, minimercado inteligente.
¿Quick Market puede ser duplicado fácilmente?
¡Sí! El fundador de la corporación comunicó que cada día pueden existir más de la marca por su facilidad para montarse. “Es un producto que me permitirá escalar fácilmente. El modelo híbrido (que fusiona tecnología básica con atención personalizada), está pensado para ser replicado rápidamente y a muy bajo costo (…)”.
Del mismo modo, “(…) logra cubrir las cuatro necesidades que la gente hoy manifiesta: no tiene cajas, no se pierde tiempo a la hora de abonar las compras (es decir, no es preciso tener que hacer molestas filas), se puede tener cerca y es un servicio económicamente accesible”, destacó.
Sostuvo que los productos no poseen etiquetas y, por ende, no se pierde ni tiempo ni dinero en impresiones. “Este proceso se realiza mediante una aplicación por medio de la cual los clientes tienen acceso tanto al servicio como al pago de éste. Es decir, que cuando alguien toma un producto en algunos de nuestros puestos de ventas y lo escanea con su celular, automáticamente ve en su pantalla el importe que debe abonar. Esto facilita mucho el proceso no sólo de compra, sino también de venta”, sintetizó la mente maestra de Quick Market.