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¿Sobrevivirá visión de periodista asesinado en la Amazonía?

Trabajadores de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) sostienen una pancarta con las imágenes del periodista británico Dom Phillips, a la izquierda, y el experto indígena Bruno Pereira, durante una protesta frente al ministerio de Justicia, el marte AP (Eraldo Peres/AP)

LEÓPOLIS, Ucrania (AP) — La misión del periodista británico Dom Phillips por desenterrar los secretos para la preservación de la Amazonía brasileña llegó a un abrupto final cuando fue asesinado junto a un colega en el corazón de la selva que tanto amaba.

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En 2021, Phillips obtuvo una beca de todo un año de parte de la Fundación Alicia Patterson para escribir un libro, basándose en investigación previa. Para junio, ya había escrito varios capítulos.

“El proyecto del libro de Dom estaba a la vanguardia de los reportes ambientales en Brasil. Era extremadamente ambicioso, pero tenía la experiencia para lograrlo”, dijo Andrew Fishman, un amigo cercano y periodista de The Intercept. “No podemos permitir que sus asesinos también maten su visión”.

La desaparición de Phillips, y posteriormente la confirmación de su muerte, han desatado clamor de justicia desde Brasil y otras partes del mundo, de parte de actores, músicos y deportistas, así como un llamado para ayudar al apoyo de su esposa. Phillips estaría boquiabierto si supiera que su destino ha perturbado a gobernantes y exgobernantes británicos.

Durante 15 años escribió sobre Brasil, en un principio cubriendo a la industria petrolera para Platts, y posteriormente como colaborador para The Washington Post y The New York Times, y luego como colaborador regular en The Guardian. Era versátil, pero se inclinaba hacia los reportajes sobre el medio ambiente, lo que se convirtió en su pasión.

Phillips a menudo daba caminatas en el Parque Nacional de la Tijuca, en Río de Janeiro, pero se encontraba en su elemento en su paddle board en Copacabana, flotando y observando por encima del mundo natural.

De la nada le enviaba un mensaje a sus amigos, compartiendo noticias de haber visto a una mantarraya con envergadura de un metro, expresando un asombro más apropiado para un niño que para un hombre de 57 años, y tenía ese mismo espíritu a la hora de investigar y reportar.

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Era curioso y meticuloso, ya fuera al momento de analizar estudios sobre el declive de las lluvias en la región agrícola a causa de la deforestación de la Amazonía, o rastreando al administrador de pruebas de manejo que descubrió a un hombre que se hizo pasar por su propia madre para realizar el examen. Recuerda que un editor le dijo: “Pasas demasiado tiempo investigando tus historias”.

También se ganó el respeto de los corresponsales locales por su humildad, compartiendo a menudo los reportajes de los demás en lugar de jactarse de sus propios trabajos.

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