Por qué las almohadas se vuelven amarillas y cómo evitarlo

No cabe duda de que uno de nuestros lugares favoritos del hogar, es nuestra cama.

En muchas ocasiones, durante todo el día, anhelamos llegar a recostarnos para dormir y ganar la energía que perdimos.

Sin embargo, debemos de tener los cuidados necesarios para que nuestra preciada zona de descanso sea saludable.

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¿Por qué las almohadas se vuelven amarillas?

Además de estar al pendiente de las condiciones de la cama y el colchón, es importante supervisar la limpieza de las almohadas.

Es común que estos artículos, en los que descansamos la cabeza, se tornen con un tono amarillento.

Sin importar de qué almohada se trate, ni de qué material esté hecha o de su tamaño, con el paso del tiempo y su continuo uso se vuelve de ese color, o por lo menos en ciertas zonas.

El tono amarillo es una mancha de suciedad que se forma de manera natural a medida que vamos utilizando. Los factores que provocan que salga este extraño tono son el sudor, el cual se filtra por el tejido, y la saliva, que se cae en ella cuando una persona duerme.

Solución

La solución para evitar que las almohadas se vuelvan amarillas es lavarla con frecuencia.

No es necesario limpiarlas diariamente o cada semana, pero sí, por lo menos, un par de veces al año, para que no se vuelvan amarillas y también por salud.

De hecho, el número de veces ideal es lavarlas cuatro veces cada 12 meses, aunque se debe tener en cuenta de qué material están hechas para hacerlo de la mejor manera posible.

También es recomendable guiarse por las indicaciones específicas que cada almohada trae en su etiqueta.

Una vez que acabamos de limpiarla, nos debemos de asegurar de que no tenga ningún tipo de resto de suciedad, lo que le dará una mayor duración a nuestros preciados objetos de descanso.

Así que ya lo saben, si quieren que sus almohadas no tengan ese extraño color amarillento lo mejor es lavarlas, de preferencia, cada tres meses.