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Los primeros agricultores del mundo surgieron del mestizaje

Los primeros agricultores del mundo no se originaron a partir de un único grupo, como se pensaba anteriormente, sino de la mezcla de dos grupos de cazadores-recolectores durante una época tumultuosa.

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Los primeros agricultores del mundo no se originaron a partir de un único grupo, como se pensaba anteriormente, sino de la mezcla de dos grupos de cazadores-recolectores durante una época tumultuosa.

En aquel proceso, los asentamientos humanos estuvieron a punto de extinguirse, según publica un equipo internacional de investigadores en la revista ‘Cell’.

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Hata ahora se pensaba que la agricultura se originó en una única población del suroeste de Asia, que abarca partes del actual Oriente Medio, y que se extendió a zonas de Turquía, Grecia y, finalmente, a toda Europa occidental y los científicos han debatido durante mucho tiempo cómo surgieron y fluyeron estas poblaciones a través de estas regiones, pero la nueva información genética que podría zanjar el debate.

«Considero que el estudio es el primer intento de demostrar un modelo demográfico basado en el ADN antiguo», afirma el autor principal y genetista de poblaciones Laurent Excoffier, de la Universidad de Berna (Suiza).

Al secuenciar el genoma de cada humano antiguo varias veces, una técnica llamada secuenciación profunda, el equipo de investigación obtuvo datos de mayor calidad y mucha más información que los análisis convencionales basados en secuencias más superficiales o parciales.

«Obtenemos muchos más detalles sobre la historia demográfica de esas poblaciones, incluida la divergencia de la población, las expansiones, e inferimos fechas de mezcla, lo que era realmente imposible de hacer antes», añade.

El modelo basado en el ADN antiguo, que se perfeccionó con datos geográficos, culturales, arqueológicos y climáticos adicionales, suponía que hace unos 25.000 años una gran población inicial se dividió en dos grupos. Uno de ellos se trasladó a Europa occidental, mientras que el otro permaneció en el suroeste de Asia.

Más tarde, debido al descenso de la temperatura global, el grupo occidental experimentó una reducción extrema de su población, en la que algunos estuvieron a punto de extinguirse. El modelo explicaba por qué los descendientes de los cazadores-recolectores europeos tienen una menor diversidad genética, una cuestión que ha desconcertado a los científicos durante mucho tiempo.

«Este es un nuevo hallazgo, y conduce a una interpretación diferente de cómo se estructuraron socialmente estas poblaciones de cazadores-recolectores», apunta Excoffier. Los investigadores pensaban que el pequeño tamaño de la población de estos grupos era lo que contribuía a su baja diversidad genética, pero las nuevas pruebas demuestran que sus poblaciones eran mucho más grandes de lo que se pensaba. «Lo que nos da a entender es que quizá estaban más conectados entre los distintos grupos», apostilla.

A medida que la temperatura bajaba y subía, la población sufría altibajos. Durante los periodos cálidos, las poblaciones se dispersaban, lo que daba lugar a territorios superpuestos y a mezclas, en las que individuos de grupos previamente aislados se cruzaban.

El modelo reveló que algunos de los primeros agricultores surgieron de la mezcla de cazadores-recolectores de un grupo occidental y un grupo ya mezclado que vivía en el este hace unos 12.900 años. Estos agricultores, que domesticaron plantas y animales, emigraron después hacia el oeste y acabaron llevando su cultura a Europa central. Actualmente muchos pueblos de toda Europa descienden de ellos.

Ahora el equipo planea seguir analizando genomas antiguos de otros lugares geográficos y épocas para comprender las culturas y poblaciones que aparecieron durante las diferentes etapas de la Edad de Piedra y, potencialmente, de la Edad de Bronce.

«Aunque nuestro estudio aportó nuevos resultados sobre la historia, creo que lo que realmente demuestra es que merece la pena invertir en datos genómicos de alta calidad –resalta Excoffier–. Estos materiales antiguos son limitados y demasiado valiosos para no ser analizados de forma óptima. Debemos extraer toda la información posible, que se convertirá en recursos duraderos que podrán ser compartidos», concluye.

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