MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
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El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés) aumentará en 2022 sus costes operativos en África Occidental en 125 millones de euros debido al «efecto dominó» del conflicto en Ucrania, que está haciendo subir los precios mundiales de los alimentos y el combustible.
Según ha explicado WFP, esto se debe a que el hambre aguda en la región «se ha cuadruplicado en tres años», llegando a alcanzar este año «el nivel más alto de los últimos 10 años». Además, se espera que 43 millones de mujeres, hombres y niños se enfrenten a la inseguridad alimentaria aguda en junio de 2022.
«Este coste adicional para las operaciones del WFP podría haberse utilizado para proporcionar a seis millones de escolares una comida nutritiva diaria durante seis meses», ha lamentado la organización, que ha calificado como «lamentable» que millones de familia de los países de África occidental no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.
Pero además, la «crisis alimentaria sin precedentes» ha estado impulsada además de por el conflicto, de el clima, las secuelas de la COVID-19 y los altos precios de los alimentos, según ha explicado.
«El aumento de los precios de los alimentos y del combustible no sólo pone a millones de personas en riesgo de padecer hambre, sino que también está obligando al WFP a una situación imposible de tener que tomar de los hambrientos para alimentar a los hambrientos», ha sostenido el director regional del WFP para África Occidental, Chris Nikoi.
«Antes del conflicto en Ucrania, ya nos veíamos obligados a recortar las raciones en Nigeria, la República Centroafricana, Chad, Burkina Faso, Camerún, Malí y Níger debido a la limitación de fondos. Con el desarrollo del conflicto en Ucrania, los puertos y los proveedores ya no son accesibles y los envíos desde el Mar Negro se retrasan o simplemente se cancelan, lo que afecta a las operaciones del PMA en África Occidental», ha añadido.
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En respuesta a esta crisis alimentaria y nutricional «sin precedentes» en África Occidental, el WFP está ampliando su respuesta para llegar a 22 millones de personas con asistencia para salvar vidas y aumentar la resiliencia.
Para ello, debe garantizar la ejecución eficaz de su plan de respuesta regional –880 millones de euros en los próximos seis meses– para suplir las necesidades alimenticias de al menos ocho millones de mujeres, hombres y niños de loa países del G5 del Sahel: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger.
«Tenemos que aumentar nuestra ayuda para salvar vidas para limitar el impacto de la crisis en las familias vulnerables. Pero este apoyo vital de emergencia tiene que ir acompañado de intervenciones a más largo plazo, mediante el fortalecimiento de los sistemas nacionales y la resiliencia de las comunidades, para reducir las necesidades humanitarias a lo largo del tiempo y allanar el camino hacia soluciones sostenibles para el hambre y la malnutrición», ha asegurado Nikoi.