Los dichos populares: “Querer es poder” y “Deséalo tanto, hasta que el universo diga: ‘ya ten, es tuyo’” pueden estar perfectamente aplicados al éxito que ha obtenido una centroamericana con la comida típica de su país en las aceras de la mismísima capital estadounidense.
Se trata de Karla Alonzo, una chef guatemalteca, que después de sufrir discriminación por pertenecer a la comunidad LGBTI y discriminación, ahora triunfa con sus famosos shucos.
¿Qué son los shucos?
Los shucos son una especie de hot dog, que cuentan con chorizo, filete de carne, salchicha, repollo, aguacate, chimichurri, jalapeños al gusto y aderezos.
Luego de decidir dejar las aulas y su profesión como maestra en San Lorenzo Suchitepéquez, llegó a Estados Unidos, donde ahora es la propietaria del restaurante Kim Ali Guatemalan Shukos & Antojitos.
Reconocimiento a sus raíces
Además de ser un negocio con el que logra ganarse la vida, a través de los antojitos callejeros de su país, la chef busca el reconocimiento del sabor de su lugar natal, así como tener nuevas oportunidades de crecimiento; de hecho ya se encuentra cerca de abrir un segundo local de este tipo.
A pesar de que ahora cuenta con la fama que le ha proporcionado su rico sazón, no siempre todo fue miel sobre hojuelas. Ella, al igual que miles de centroamericanos, tuvo que abandonar su país en busca de mejores oportunidades.
De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), los principales motivos por los que los centroamericanos abandonan sus naciones son: la falta de empleo, bajos ingresos, violencia y motivos familiares.
Historia de éxito
En el caso de la maestra y chef, emigró de su país sólo con 17 años de edad; una de las razones por las que se embarcó a la aventura del “sueño americano” fue por su preferencia sexual.
Ella empezó lavando trastes, y luego de enfrentar y superar los problemas del lenguaje, Karla Alonzo consiguió la certificación como manager de cocina, después adquirió una casa y comenzó los pilares de su negocio.
Alonzo se sincera y expresa que es una gran satisfacción ver a los comensales centroamericanos en su negocio. “Es maravilloso poder ofrecerles regresar a su país por medio de la comida; pienso que es una forma de hacer más ameno el estar fuera de su tierra. Me alegra cuando me comentan: ‘tus platillos me recuerdan a los de mi mamá’”.