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La relación entre Estados Unidos e Irán en la era Biden

Focus. Tras el aumento de las tensiones entre ambos países durante la administración Trump, Metro investiga qué se puede esperar en el futuro.

Una nueva etapa ha comenzado en la conflictiva relación entre Estados Unidos e Irán al convertirse Joe Biden en el 56º POTUS. El demócrata de 78 años busca revertir las políticas de Donald Trump y volver a poner sobre la mesa el Acuerdo Nuclear con Irán.

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A pesar de las expectativas, las conversaciones iniciales no tuvieron signos de progreso inmediato en las fuertes divergencias entre Washington y Teherán, pero los delegados hablaron de actitud constructiva y de disposición a reanudar las negociaciones.

Los dos grupos de trabajo tratan de encontrar la forma de levantar las sanciones estadounidenses y hacer que Irán vuelva a cumplir los términos del acuerdo al que también pertenecen Francia, Alemania, Gran Bretaña, Rusia y China.

«Tengo la esperanza de que el gobierno de Biden pueda encontrar un camino viable hacia adelante con paciencia, mensajes coherentes y aprovechando inteligentemente la posición moral del Estado iraní».<br>

Tras la retirada de Estados Unidos del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), Irán ha violado abiertamente las restricciones aumentando sus reservas de uranio enriquecido, incrementando la pureza del enriquecimiento e instalando nuevas y más eficientes centrifugadoras. Biden, que fue vicepresidente de Barack Obama cuando se negoció el acuerdo inicial, declaró que quiere volver al acuerdo, pero que Irán debe detener sus violaciones.

«Para empezar, el gobierno de Biden cuenta con un liderazgo competente para abordar los retos que plantea la actividad iraní en la región, está mucho más dispuesto a escuchar a los aliados europeos en cuanto al enfoque y ha puesto fin a la campaña de máxima presión de la administración anterior», explicó a Metro Skye Cooley, profesor adjunto de Comunicación Estratégica en la Universidad Estatal de Oklahoma, Estados Unidos. «Es fácil que los estadounidenses olviden lo tensa que era la situación. Parece que Biden quiere de verdad encontrar una vía diplomática, aunque sólo sea para evitar una mayor escalada en la región y poder centrarse en los asuntos internos; pero también para que Estados Unidos pueda centrarse más en Rusia y China como principales competidores y dejar de intentar gestionar resultados sin salida en Oriente Medio».

La anulación por parte de Biden de los esfuerzos de sanción de la anterior administración y el hecho de confiar en la UE para abrir las puertas a la diplomacia parece un enfoque lógico y prudente para crear un espacio de diálogo», añadió el profesor Cooley.

El experto concluyó: «Los iraníes nunca confiaron en Estados Unidos ni en su compromiso con el JCPOA y, al inicio, incluso fue promocionado por los líderes iraníes como una capitulación de Estados Unidos ante la proeza regional de Irán en la Media Luna chiita. La anterior administración estadounidense dilapidó mucha buena voluntad e hizo un tremendo daño al poder blando de Estados Unidos a nivel mundial.

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Para saber más sobre el tema, Metro habló con Klaus Larres, profesor de historia y asuntos internacionales de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos.

Q&A / 3 PREGUNTAS A…

Klaus Larres, profesor de historia y asuntos internacionales de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, EE.UU.

Háblenos del enfoque de Biden sobre el asunto de Irán.

La política de la administración Biden con respecto a Irán es fundamentalmente diferente a la de la administración Trump. Biden y Blinken desean reincorporarse al Acuerdo Nuclear con Irán. Se han dejado invitar por la UE para asistir a una reunión (como observadores) con Irán. Las conversaciones entre Estados Unidos e Irán tienen lugar en Viena. Su objetivo es persuadir a Irán de que vuelva a imponer los topes a su programa nuclear a cambio del levantamiento de ciertas sanciones estadounidenses a Irán. Se trata de conversaciones exploratorias -y tal vez ni siquiera de negociaciones propiamente dichas- para ver si se pueden lograr avances que finalmente conduzcan a un nuevo acuerdo nuclear, posiblemente más amplio.
Por cierto, junto con el cambio climático, Irán es un tema en el que Estados Unidos y China (y por supuesto los europeos) pueden cooperar. Es una de las pocas posibilidades de cooperación realista con China en la actualidad.

¿Cuál es la dirección actual de esas negociaciones?

Es difícil decirlo, ya que estas conversaciones son de alto secreto y no se ha filtrado mucho. No parece que se haya avanzado mucho hasta ahora. El ciberataque israelí a la planta de enriquecimiento nuclear iraní de Natanz no ayudará a las negociaciones. La explosión provocó un apagón que, según el NYT, causó un profundo cráter y tuvo como objetivo «el suministro de energía para miles de centrifugadoras subterráneas» para el programa de enriquecimiento de uranio de Irán.

El ataque se produjo mientras el Secretario de Defensa estadounidense estaba en Israel y sólo unos días después de que Israel pidiera ayuda a Estados Unidos para proteger algunos de sus barcos comerciales en el mar Arábigo contra los ataques iraníes. Teherán puede suponer que el ataque se produjo con el conocimiento y tal vez la plena cooperación de EE.UU. La Casa Blanca ha dicho que EE.UU. no colaboró en el ataque.

¿Qué podemos esperar?

Soy optimista en cuanto a que, a pesar de todas las dificultades actuales -la lentitud de las negociaciones en Viena, el ciberataque y la continua y fuerte oposición a un nuevo acuerdo nuclear con Irán por parte de Israel y Arabia Saudita, por ejemplo-, al final es posible que se llegue a un acuerdo. A Irán le interesa económicamente que se levanten las sanciones (o al menos algunas de ellas, como las relativas a las exportaciones de petróleo). La economía iraní se encuentra en una situación muy difícil (también debido al COVID-19) y hay mucho descontento en la población abrumadoramente joven de Irán. Estos últimos están en realidad bastante bien dispuestos hacia Estados Unidos y Occidente, sin embargo, los mulás han estado tratando de adoctrinarlos de manera antioccidental.

Irán también es consciente de que posiblemente pueda producir bombas nucleares en un futuro próximo, pero que esto sería mundialmente inaceptable y provocaría muchos intentos de fuerza para impedir que Irán lo haga. Por tanto, Irán puede perfectamente -al menos por el momento- renunciar a las armas nucleares a cambio del levantamiento de las sanciones, lo que quizás garantizaría la supervivencia del régimen en términos económicos. De hecho, el levantamiento de las sanciones puede ser la única forma de permitir la supervivencia del régimen clerical de Teherán. El descontento de la población con la nefasta economía iraní es muy profundo, y la fuerza que se puede ejercer para reprimir y controlar a una población desesperada tiene un límite.

La política de Biden respecto a Irán es sensata: no es una política «blanda» ni una política innecesariamente «dura». La política de la administración Biden con respecto a Irán me parece la búsqueda de una estrategia razonable para lograr un compromiso sensato con Irán, que goza del fuerte apoyo tanto de los chinos como de los europeos.

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