Un experimento extremo busca conocer los efectos del aislamiento prolongado

¿Te imaginas estar aislado del mundo exterior durante más de un mes, sin dispositivos como teléfonos u ordenadores portátiles, y sin sentido del tiempo? Parece una pesadilla, ¿verdad? Un grupo de investigadores decidió hacer un experimento extremo dentro del proyecto Deep Time.

Un grupo de 15 personas (siete mujeres, siete hombres y el director del proyecto, Christian Clot) se encuentra actualmente en una misión de 40 días en la cueva de Lombrives (Francia), donde fueron a vivir en total aislamiento.

La idea de este experimento surgió después de que se impusieran confinamientos y otras restricciones en muchos países durante la pandemia de COVID-19 con el objetivo de averiguar los mecanismos de adaptación en situaciones reales, como la que estamos viviendo ahora. 

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Otros objetivos son comprender la plasticidad cerebral relacionada con el tiempo, los impactos de la desincronización en una nueva situación vital y la capacidad de un grupo humano para recuperar la sincronización funcional cuando se encuentra inmerso en un universo totalmente nuevo y en ausencia de referencias temporales.

Mientras los participantes están dentro de la cueva, en la superficie, un equipo gestiona la información y los datos procedentes del subsuelo, sin poder enviar información ni tener contacto directo.

Uno de los miembros de este equipo que vigila a los participantes es Jérémy Roumian, responsable de ejecución y de asociaciones de Deep Time, que vive a la entrada de la cueva para estar pendiente de lo que ocurre dentro y asegurarse de que todo está preparado para garantizar la seguridad de los participantes. 

«Como en cualquier exploración o proyecto nuevo, hay riesgos. Pero toda la expedición ha sido concebida y preparada para garantizar un viaje seguro a todos los ‘deeptimers'», dijo a Metro.

Antes de entrar en la cueva, Christian Clot, líder del proyecto Deep Time, habló con Metro sobre el experimento extremo.

«Vivirán durante cuarenta días sin acceso a la luz del día ni a ninguna indicación del tiempo. Es algo extremo». Christian Clot,explorador-investigador y líder de la misión Deep Time y de los equipos subterráneos.

40 

días es el tiempo que los participantes estarán encerrados en una cueva situada en Francia.

ENTREVISTA

Christian Clot

explorador-investigador y líder de la misión Deep Time y de los equipos subterráneos

P: ¿Qué le inspiró a organizar el proyecto Deep Time?

– Sucedió después de los confinamientos y restricciones debidos a la COVID-19, que sumieron al 70% de las personas en la fatiga mental e hicieron que casi el 40% perdiera la noción del tiempo (covadaptación). Y aunque los cambios serán cada vez más profundos y numerosos en el futuro, es necesario comprender mejor los mecanismos de adaptación en situaciones reales. Este es el objetivo de las Grandes Misiones de Adaptación, de las que forma parte Deep Time.

P: ¿Cuál es el objetivo del experimento?

– Si bien los trabajos realizados por el precursor Michel Siffre han permitido comprender mejor los ritmos biológicos humanos en individuos aislados, esta expedición de investigación nos permitirá estudiar el cerebro humano y su relación con el tiempo y su plasticidad ante una nueva situación vital, así como un grupo mixto en lugar de un individuo aislado, lo que nunca se ha hecho antes en estas condiciones.

P: ¿Por qué van a pasar tiempo en una cueva?

– Más que un laboratorio o un búnker, un entorno natural permite experimentar emociones sensoriales y una relación real con un ecosistema, al tiempo que garantiza la ausencia de referencias temporales. Lombrives, la cueva más grande de Europa, también nos permite desplazarnos y explorar un vasto territorio. Son nociones fundamentales para nuestra capacidad de adaptación. En su interior se han instalado espacios de vida, centros científicos y hábitats sumarios para crear condiciones de vida posibles, y la propia cueva es un importante terreno de descubrimiento.

P: ¿Cuáles son sus expectativas?

– Nuevas condiciones de vida, la instalación en nuevos planetas, el trabajo en condiciones restringidas y, de forma más general, la gestión de los profundos cambios que los cambios ecológicos o las nuevas tecnologías podrían hacernos sufrir, son posibles aplicaciones de los resultados de los estudios realizados durante Deep Time.