Es claro que ser el presidente de Estados Unidos tiene sus grandes beneficios. Así lo ha vivido Donald Trump en los últimos días, en su lucha contra el coronavirus.
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Sin embargo, el tratamiento que ha recibido el mandatario contrasta mucho con los medicamentos y cuidados en la mayoría de los habitantes del país, algo que es preocupante si se toma en cuenta que es la nación más afectada por el COVID-19 con 7.46 millones de casos y 210 mil 355 fallecidos.
Tratamiento de Trump, no disponible a toda la gente
De hecho, el tratamiento que recibe ahora mismo el empresario ni siquiera está disponible para el público en general de Estados Unidos y el mundo.
Cuando Trump mencionó: “Me siento mejor que hace 20 años, no teman al COVID-19”, tal vez se olvidó de esa parte fundamental de la historia.
Al encontrarse en la población de riesgo por su edad, el presidente recibió una terapia de anticuerpos experimental de Regeneron. La sustancia, que puede reducir los niveles de coronavirus, mostró gratos resultados en un ensayo de 275 pacientes.
Pero en contraparte, no ha recibido la autorización de uso de emergencia de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA).
La empresa de biotecnología Regeneron dijo que proporcionó el medicamento después de enviar una solicitud de «uso compasivo» de los médicos del presidente estadounidense.
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Para la mayoría de las personas, «obtener acceso a medicamentos aún no aprobados mediante una solicitud de uso compasivo puede ser un proceso largo y desafiante», dijo la Clínica Mayo, que enumera una serie de requisitos que la mayoría de los pacientes deberían cumplir.
En cambio, Trump se vio beneficiado de su poder y recibió el tratamiento sólo un día después de ser dar positivo de COVID-19.
Además de la terapia de anticuerpos experimental, Trump también es suministrado con remdesivir y dexametasona.
Trump, el único con este tratamiento
«El presidente podría ser el único paciente del planeta que haya recibido esta combinación particular de medicamentos», dijo el Dr. Jonathan Reiner, profesor de medicina en la Universidad George Washington.
Al igual que el Regeneron, el remdesivir tampoco ha sido aprobado por la Administración de Drogas y Aleminentos.
Los ensayos clínicos han demostrado que un ciclo de remdesivir de cinco días puede acelerar los tiempos de recuperación en algunos pacientes. Pero el antiviral también puede causar efectos secundarios como anemia, toxicidad hepática y toxicidad renal.
Trump también ha recibido dexametasona, un corticosteroide barato y ampliamente disponible que puede reducir la inflamación. Pero también suprime el sistema inmunológico, por lo que generalmente no se recomienda para pacientes con COVID-19 a menos que la situación sea grave.
Dexametasona no es la solución
“Sabemos que la dexametasona reduce el riesgo de mortalidad. Eso proviene de los datos del ensayo de recuperación. Pero para mostrar lo que está en juego: los pacientes de ese ensayo que recibieron dexametasona y obtuvieron un beneficio todavía tenían una tasa de mortalidad de 23% a los 28 días.
“Así que casi una cuarta parte de los pacientes tratados con dexametasona murieron en un mes”, dijo el Dr. Jonathan Reiner, profesor de medicina en la Universidad George Washington.
Otro privilegio son las constantes pruebas de COVID-19 que se le han practicado al magnate desde la semana pasada.
“Es al hombre que más pruebas se le han aplicado en Estados Unidos; son varias al día”, dijo Kayleigh McEnany, secretaria de Prensa de la Casa Blanca.
Aunque el propio Trump contradijo a su allegada pocas horas después. “Me hago, probablemente, una prueba cada dos o tres días”, indicó.
De hecho, la Casa Blanca sostiene que las frecuentes pruebas hacen viable que Trump no use mascarillas en público, algo que ha sido cuestionado por especialistas y usuarios de las redes sociales.