En los últimos años, México y Estados Unidos se han enfrascado en una pelea por quedarse con los jóvenes talentos que ambos países están produciendo.

La doble nacionalidad ha hecho que varios futbolistas tengan la opción de jugar para los dos conjuntos, pero esto ha traído polémica, porque en muchas ocasiones es un dilema para los atletas.

Uno de los últimos casos lo protagonizó Julian Araujo, quien en un principio había decidido representar al cuadro estadounidense.

Sin embargo, las raíces del futbolista tocaron su corazón y terminó por decantarse por el Tricolor, por lo que ahora es elegible para Gerardo Martino.

El nuevo centro delantero de USA

Aunque la Selección Nacional se quedó con Araujo, Estados Unidos le ganó la partida con Ricardo Daniel Pepi, una de las grandes promesas del balompié mundial.

El delantero de 18 años está destacando con el cuadro de las barras y las estrellas, en gran medida porque el estratega estadounidense, Gregg Berhalter, se aventuró a colocar de titular al jugador en varios duelos de la Eliminatoria.

En tres encuentros disputados, Pepi acumula tres tantos, por lo que se convirtió en uno de los elementos más jóvenes que anota con la Selección de Estados Unidos.

Ricardo representó al Tricolor Sub-16, pero cuando no fue convocado para el certamen Sub-17, tomó la decisión de dar un paso al costado.

Los últimos duelos de Estados Unidos han servido para consolidar su momento. De hecho, muchos expertos lo ven como el nueve titular del equipo, dado su talento en el terreno de juego.

Ricardo Pepi nació El Paso, Texas, pero sus padres son mexicanos, por eso tuvo la oportunidad de elegir entre dos naciones.

Desde temprana edad integró las filas del FC Dallas, institución en la que ya acumula dos temporadas en Primera División.

Por su gran capacidad goleadora, varios equipos del Viejo Continente están siguiéndolo de cerca, por lo que no sería extraño verlo en unos meses en Europa.

Aunque Ricardo es hijo de padres inmigrantes, esto no fue impedimento para buscar conquistar el balompié estadounidense.

Al contrario, hoy porta con orgullo la casaca blanca, en agradecimiento a la vida que su familia pudo forjar del otro lado del territorio mexicano.