La Liga de Campeones de la Concacaf tuvo una de las anécdotas más extrañas en su historia, luego de que el vicepresidente de Surinam y dueño del Inter de Moengotapoe, Ronnie Brunswijk, alineó como capitán de su equipo en un duelo oficial.
El mandatario tomó la decisión de disputar unos minutos, en el encuentro que afrontó su club con el Olimpia de Honduras, partido que culminó 6-0.
Ronnie, quien fue guerrillero y agricultor, se colocó en el 11 estelar, fungiendo como delantero centro, junto a su hijo Damián.
Con esta incursión, el vicepresidente de Surinam se convirtió en el futbolista más veterano que disputa el certamen, con 60 años y 198 días.
De hecho, el dueño del Inter de Moengotapoe nació el 7 de marzo de 1961, seis meses antes de que se inventara la Concacaf.
Esta no es la primera vez que Brunswijk se presenta en el campo, ya que en la liga de su país lo ha hecho, pues el fútbol es uno de sus principales hobbies.
El mandatario representa al Partido de Liberación General y Desarrollo. Incluso, fue líder de la guerra civil que hubo a finales de la década de los años 80, en la que buscaron derrocar al dictador y presidente, Desi Bouterse.
Su incursión en la política se dio por primera vez en 2005, cuando fue nombrado legislador, pese a que contaba con antecedentes penales, ya que en Holanda se le condenó a ocho años de cárcel por narcotráfico, mientras que en Francia tuvo otra orden por 10 años, por el mismo delito.
Pero Surinam no extradita ciudadanos, por lo que no tuvo mayor problema y se quedó en su país.
Fue el 13 de julio de 2020, cuando en compañía de Chan Santokhi, fueron elegidos por la Asamblea Nacional para gobernar este pequeño territorio, el cual es especialista en exportar petróleo y oro.
Debido a la situación legal que atraviesa Ronnie es probable que no pueda viajar a Tegucigalpa, para el duelo de vuelta que afrontará su club ante el Olimpia, el próximo 28 de septiembre en el Estadio Nacional.
Su incursión en el duelo de ida dio de qué hablar en todo el mundo. Incluso, varios medios europeos destacaron su participación en el certamen, dada su posición gubernamental.
La historia de Brunswijk pasará como una de las anécdotas más extrañas del balompié mundial, sobre todo, porque se trata de un político que es perseguido por la ley en otros países.