Los golpes colaterales que deja a su paso la pandemia del coronavirus son incontables.
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Además de los más de 104.6 millones de contagios y cerca de 2.3 millones de muertes que ha generado la pandemia alrededor del mundo, la crisis económica es otro tema que pega y continuará afectando a los países.
Por si fuera poco, los inmigrantes de Estados Unidos que se encuentran a la espera de la visa para ser un ciudadano legal en el territorio, también se verán afectados.
Retrasos en las entrevistas para visas
Y es que cerca de 400 mil solicitantes de visados han visto retrasadas sus entrevistas y podrían permanecer años en el limbo, de acuerdo al diario The New York Times.
Antes de la pandemia del COVID-19, el proceso migratorio para que el cónyuge de un residente permanente en Estados Unidos obtuviera sus papeles se dilataba hasta dos años. Ahora, con los problemas por los despidos de personal, renuncias y la falta de recursos, el tiempo se incrementa de manera sustancial.
Lo anterior representa un grave problema para la gestión de Joe Biden. El presidente de Estados Unidos llegó a la Casa Blanca, con promesas sobre abrir de nuevo las puertas del país, levantando las restricciones a refugiados, los trabajadores extranjeros y a los solicitantes de asilo.
Sin embargo, especialistas en inmigración sostienen que el retraso podría tomar años en resolverse.
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Se juntan los problemas
Además de la suspensión de gran parte de la inmigración legal, la administración del demócrata se enfrenta a que los consulados de todo el mundo no cuentan con el personal necesario para tramitar las visas y hay poco presupuesto, sin olvidar los problemas de logística relacionados con la pandemia.
De acuerdo a datos del Departamento de Estados, los consulados han tramitado durante la crisis sanitaria las solicitudes de conyuges e hijos ciudadanos estadounidenses, pero expidiéndolos en un tercio del ritmo de condiciones normales.
Además, los consulados pusieron en marcha precauciones de salud como la distancia física, lo que hace más lento el proceso.
Por si fuera poco, el Servicio Exterior y la Administración Pública perdieron en los últimos cuatro años hasta 408 empleados en el extranjero; lo que es igual a cerca de 4.5% de la plantilla en el exterior.
Los defensores de los inmigrantes presionan para que se hagan cambios en el proceso del visado, como eliminar la entrevista personal, algo que ya se omite en países como Canadá y Reino Unido.