Uno de los mercados más icónicos en la Ciudad de México es el de Jamaica.
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Su nombre tiene un debate en su origen, ya que algunos historiadores aseguran que fue debido a su ubicación, en el barrio de Jamaica, mientras que otros creen que en la zona existió una hacienda con ese nombre, propiedad de Juan B. Corona en 1891.
El actual mercado tuvo su origen debido a que en el lugar se reunían comerciantes, en la garita de La Viga.
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Los productores de la CDMX vendían flores, frutas y verduras, todo desde 1885; incluso, para poder llegar al inmueble se tenía que cruzar el Puente de Jamaica, que cruzaba el Canal de la Viga, lo que hoy es conocido como el cruce de Calzada de la Viga y Avenida del Taller.
En 1957, bajo el mando del entonces presidente Adolfo Ruíz Cortines, el mercado tuvo modificaciones, tras sufrir un incendio, que dieron los 36 mil metros cuadrados, en donde se tendría anexos para vender flores, carne, frutas, abarrotes, ropa y calzado.
Fue en el mes de septiembre, cuando 545 locatarios se instalaron, bajo una inversión que sobrepaso los 10 millones de pesos.
Experiencia única
Adentrarse en el mercado de Jamaica es una experiencia única. Los colores, el olor y las miles de flores son el marco protagonista de este lugar.
Hay épocas del año en las que el mercado adquiere vida propia, siendo noviembre, diciembre y día de las madres los más destacados.
En noviembre, la flor de cempasúchil adorna los pasillos, los pinta de naranja y el peculiar aroma que provoca hace que el Día de Muertos se viva con intensidad.
Además, los cientos de comerciantes tienen de todos los artículos que un comprador quiere adquirir para celebrar las costumbres mexicanas.
En diciembre, los arboles de navidad, así como todos los artículos de la fecha, engalanan Jamaica.
Incluso, una parte del mercado tiene los manjares tradicionales de la época, como el ponche de frutas.
Además de flores, plantas y demás, el mercado tiene una zona de venta de alimentos, abarrotes, ropa, juguetes, entre otros artículos.