Para nadie es un secreto que la TV mexicana está pasando por una fuerte crisis en cuanto a la creación de contenido. Televisa es de los que más ha sufrido este fenómeno, algo que vieron con “La fábrica de los sueños”, que pretendía lanzar desde 2018.
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Desde mucho antes de la llegada del COVID-19 a México, la empresa atravesaba una mala racha, pues las plataformas de streaming se convirtieron en sus peores enemigos.
Por un lado, la competencia directa de la televisora, TV Azteca, desde hace varios años ha apostado por los reality shows; producciones como “Exatlón”, “MasterChef” y “Mi pareja puede” se han convertido en sus cartas fuertes para generar audiencia.
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La historia de Televisa se rige por la creación de telenovelas, producciones que han traspasado fronteras y se han colocado como las favoritas de América Latina, EU y algunos países de Europa.
Por lo que en 2018, Televisa anunció que lanzaría “La fábrica de los sueños”.
Se trataba de un proyecto serial de 12 títulos que reviviría y actualizaría las telenovelas más exitosas de la compañía.
“La fábrica de los sueños” pretendía lanzar las nuevas versiones de las telenovelas: “Cuna de lobos”, “La usurpadora”, “El maleficio”, “Rubí”, “Colorina”, “La madrastra”, “Los ricos también lloran”, “Rosa salvaje, “Corona de lágrimas”, “Quinceañera”, “El privilegio de amar” y “Corazón salvaje”.
A pesar de que la televisora puso todas sus esperanzas en este proyecto, sólo se lanzaron tres nuevas versiones del proyecto:
“Cuna de Lobos”: Protagonizada por Paz Vega como “Catalina Creel”.
“Rubí”: Con Camila Sodi en el papel que le dio fama a la uruguaya Bárbara Mori.
“La Usurpadora”: Con Sandra Echeverría en el papel de Gaby Spanic.
Pero dichas versiones no fueron tan bien recibidas por la audiencia, y muchos críticos las catalogaron como un rotundo fracaso, por los bajos números de audiencia.
Una de las posibles causas del fracaso del formato fue que los melodramas de 25 capítulos no fueron rentables en términos económicos para recuperar lo invertido.