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Edgar Wright sobre porqué reclutó a Jon Hamm como jefe de cocina en “Baby Driver”

El director querido se jacta de poner una canción de Blur profunda en una película por primera vez.

Matt Prigge / www.metro.us

Edgar Wright habla desde dentro de un auto cuando habla sobre “Baby Driver”. No está conduciendo, por supuesto. No sería seguro. Incluso si lo estuviera, no sería nada como el héroe de su última película: un film de acción sobre un joven y huidizo conductor llamado Baby (Ansel Elgort), que intenta salir de su vida criminal. (Y siendo que esto viene del creador de “Shaun of the Dead” y de “Hot Fuzz”, la película es realmente divertida). Pero el mismo Wrhight no es un corredor.

“Me gusta conducir mientras escucho música”, cuenta Wright. “Estoy más interesado en la conducción que en el auto en sí, me hace más sentido”.

Esa es parte de la razón por la que “Baby Driver” es una película de autos tan inusual: El auto que conduce Baby no se muestra. Te das cuenta de que está conduciendo, y no de qué auto.

“En casi todas las películas de acción, el héroe maneja un auto potente y vintage o un deportivo elegante de un cuarto de millón de dólares. Me acuerdo que en la reedición de ‘Gone in 60 Seconds’, el auto de Nicolas Cage era tan lindo que parecía que los directores no se arriesgarían a abollarlo en toda la película”, dice. “Una de las cosas que he aprendido entrevistando a conductores huidizos y a ex convictos es que para robar bancos, usan autos robados, que son fáciles de mezclar con el tráfico normal. Se llevan un auto el mismo día del robo al banco, de un estacionamiento, algo que no se echará de menos».

Y aunque “Baby Driver” es bien estilizada —una caricatura cinemática, con estilo y comedia y giros— también intenta ser realista. Los criminales no son ostentosos; son más de cuello azul.

“Da la sensación de que la mayoría de los ladrones viven al día”, explica Wright. Dos de ellos, interpretados por Jon Hamm y Eiza González, incluso tienen hábitos culinarios de mantener. “Piensan ‘Vamos a robar un banco, después vamos a Las Vegas, y después de que gastemos todo, ¡volvemos!”.

Algunas de las historias más locas que Wright escuchó de boca de ex convictos aparecen en la película. “Les pregunté a algunos ‘¿Alguna vez escuchan música cuando van de camino de un trabajito?’ Uno de ellos dijo ‘Yo no escucharía nada en el camino porque ya tengo suficientes demonios haciendo música en mi cabeza’. Y yo estaba como ‘Oh, escribamos eso’”, recuerda Wright.

“Baby Driver” no es la típica película de autos en otro sentido: el sello de Baby es tocar una canción durante cada atraco, sincronizando sus movimientos con el ritmo. Increíblemente, la mayoría de ellos nunca ha aparecido antes en una película.

“La idea era elegir canciones que no necesariamente puedas asociarlas con algo”, dice Wright. “Muchas de ellas no son monótonas; tienen esa cosa distintiva muy marcada. ‘Bellbottoms’ (de Jon Spencer Blues Explosion) tiene una gran explosión, por lo que funciona realmente. ‘Hocus Pocus’ (de Focus) siempre está acelerando y frenando”.

Una muy profunda es “Intermission”, de Blur, que en su versión británica original estaba escondida en la mitad del álbum, justo después de “Chemical World”.

“Es una canción realmente intensa; es cómica al principio, y después da una sensación de pavor”, dice Wright. “Siempre es algo que quisimos usar. Estoy contento de ser la primera persona en ponerla en una película”.

Otra nueva es «Neat Neat Neat», la apertura a todo gas del álbum debut de las leyendas punk “The Damned”. Wright recuerda haber visto un documental de “The Damned” el año pasado en el que el vocalista Dave Vanian se quejaba de la falta de su banda en las películas.

“Decía ‘La gente no se acuerda de ‘The Damned’, tenemos que llevar sus canciones a una película, necesitamos un supervisor musical para escuchar nuestras canciones’. Estaba haciendo su alegato amargado”, dice Wright. “Y yo pensaba ‘Te voy a dar un regalo de Navidad, Dave Vanian’”.

Y esta es una de las cosas que nunca había sido parte de una película antes de “Baby Driver”: Jon Hamm como un criminal jefe de cocina. En realidad Wright escribió su parte a pesar de que su personaje sea muy diferente a Don Draper o de cualquier otro que Hamm haya interpretado.

“Pensé que necesitaba estar en un gran thriller criminal”, dice Wright. “Pero no quise que fuera el líder”. Así que le dio un rol secundario, citando como inspiración a “Rosencrantz and Guildenstern Are Dead”, la reedición de “Hamlet” de Tom Stoppard que se centra en dos personajes secundarios. Los personajes de Hamm y de González son como los Rosencreantz y Guildenstern de “Baby Driver”.

“Tienes a este chico en la esquina quien es el líder, y después tienes a esta pareja que siente que son los protagonistas de su propia película”, agrega Wright. “Da la sensación de un universo grande. No necesitas crear un universo cinemático que esté relacionado a esta película, pero es divertido imaginar lo que los personajes hacen cuando no están en pantalla”.

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