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Muy pocos lo saben, pero Matt Damon pudo haber ganado en la categoría Mejor Película porque es uno de los productores de Manchester By the Sea. También Brad Pitt, con su productora Plan B es el productor ejecutivo de la Mejor Película, Moonlight. Y como Denzel Washington estaba nominado como productor por Fences, él, Damon y Pitt competían en la misma categoría que no era precisamente la de Mejor Actor. Así que detrás de la polémica, aunque no subió al escenario, al ser dueño de la productora Plan B, Brad Pitt puede considerarse el ganador del Óscar como Mejor Película.
La Academia del Oscar necesitó un año para organizar la entrega de premios. La preparación de la ceremonia oficial requirió incluso una semana entera para desplegar los 150 metros de alfombra roja con 10,000 flores y hasta una carpa de seguridad que escondía un puesto de Rayos X como si fuera la entrada de un aeropuerto.
Ni hablar de los largos ensayos de cámara con los actores que finalmente entregaron los premios y el tiempo que llevó ‘contar’ los votos. Pero en apenas seis horas, todo, absolutamente todo, en el Teatro Dolby tuvo que desaparecer. Las flores de la alfombra roja, junto con los Rayos X de la entrada, ya habían sido retirados a la media hora de la ceremonia.
Y mientras los perdedores como Meryl Streep, Nicole Kidman o Jeff Bridges evitaban la fiesta del Governors Ball que solo reunía a los ganadores, el lujoso escenario del Teatro Dolby era desmantelado para el siguiente espectáculo programado.
La estación del tren subterráneo que había sido clausurada por seguridad, tenía que abrir con normalidad con el primer tren de las seis de la madrugada. A esa hora, los verdaderos ganadores no habían sido Emma Stone ni Casey Affleck o Viola Davis; pues para ese momento la cadena de televisión ABC ya había recaudado con la ceremonia 115 millones de dólares en publicidad, suficientes como para producir cuatro películas de La La Land o diez versiones de Moonlight. Para cuando amaneció en Los Angeles, las calles de Hollywood volvieron a la normalidad con los turistas buscando Universal Studios o algún tour por las casas de los famosos.
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El paseo de la fama con las estrellas de Sandra Bullock, Kevin Spacey o Steven Spielberg ya no estaban cubiertos por la alfombra roja y las gigantes estatuillas ya habían sido transportadas a un depósito de la Academia, como momias envueltas en plástico, listas para ‘invernar’ hasta el año próximo… como si todo hubiera sido un sueño… el verdadero sueño de La La Land… o Moonlight.
Fabián W. Waintal y Melody Waintal/MWN