Durante muchos años, Tamina Snuka, luchadora, batallo por ser parte de las grandes estrellas de WWE.
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Su talento en la lona era innegable, pues es la hija de una de las grandes leyendas del pancracio, Jimmy Snuka.
Sin embargo, las oportunidades han llegado poco a poco. Incluso, Tamina tuvo muchos roles en la empresa, al grado de ser guardaespaldas de varias atletas, con un rol secundario en cada una de las historias de la compañía.
De hecho, en muchas ocasiones la utilizaron para impulsar a otras estetas, pero todo eso se acabó hace algunos días.
Después de 11 años, la heredara de las grandes glorias de Snuka levantó el título de parejas femenino, en compañía de Natalya.
Tamina batalló para poder ser figura en WWE
Aquella velada, quedará en la memoria de Tamina, porque se vio cumplido un sueño, el cual buscó por años; estar en la cima de WWE.
“Natalya y yo nos reunimos, llegamos a la conclusión de que juntas tenemos algo que demostrar y vamos a ir en busca de los títulos por parejas. Después de todos estos años, creciendo y aprendiendo, todo lo sucedido nos ha preparado para estar donde estamos. Creo que estamos listas y con hambre para demostrarlo. Me siento tan preparada que no puedo explicarlo. Hemos trabajado mucho todo este tiempo y queremos hacer historia. Somos hijas de luchadores y queremos demostrar lo que somos no por lo que hicieron nuestros padres sino por lo que somos nosotras. Estamos listas para enseñárselo al mundo.
Aprendió del mejor
Jimmy Snuka impulsó a su hija en todo momento. Fue el maestro más importante que tuvo Tamina como luchadora, sobre todo, porque le transmitió muchas enseñanzas que generó a lo largo de su carrera.
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La esteta no olvida los momentos que pasó en el gimnasio con su padre. De hecho, cuando era niña lo llegó a ver triunfar sobre la lona, por ello tomó la decisión de dedicarse en cuerpo y alma al pancracio.
Su padre la ayudó a quitarse de la cabeza los estereotipos que rodean al deporte, sobre todo a las mujeres, quienes son criticadas por dedicarse a una profesión tan ruda.
“Cuando yo era joven y cometí errores, él me decía que siempre tuviera en la cabeza soy tan buena con cualquier chico. Me comentó que nunca diera marcha atrás, que fuera valiente, sin miedo alguno a caer. Él hablaba siempre de hacer historia, ser diferente, salir de lo que el mundo está acostumbrado a ver. Tuve miedo de aventurarme, de caer, pero salí adelante siempre. La gente piensa que mi papá era rudo, pero era la persona más dulce y amable, con el corazón más grande que todos. No era capaz de hacer daño ni a una mosca.