El deporte ha tenido cambios trascendentales a través de los años; de hecho, la inclusión de la mujer en todas las disciplinas es una constante.
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El fin de semana, en Estados Unidos, ocurrió uno de los actos más representativos en la historia del fútbol colegial.
La jugadora que hizo historia en el fútbol colegial
Sarah Fuller, una estudiante de la Universidad de Vanderbilt, logró lo impensable y se convirtió en la primera mujer en jugar un partido de NCAA, para hacer historia.
La pandemia por coronavirus mermó al conjunto universitario; de hecho, se quedaron sin pateadores porque dieron positivo a COVID-19.
Esta situación orilló al equipo a buscar remplazos, para poder seguir compitiendo en el campeonato.
Al llamado acudió Sarah, quien actualmente funge como portera del equipo de fútbol de la universidad.
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Durante las pruebas, Fuller llamó la atención, le agradó al cuerpo técnico del conjunto, y los coaches decidieron darla de alta en el equipo lo antes posible.
Una semana después, Sarah fue convocada para ser parte del plantel que afrontaría el duelo ante Missouri Tigers.
La jugadora estaba consiguiendo lo imposible: había sido convocada al partido de varones, por lo que ser parte del juego sería la cereza en el pastel.
Y así lo fue, para el segundo cuarto Sarah saltó al campo y dio la patada inicial que llegó a más de 35 yardas.
El momento fue épico, puesto que era la primera vez que una jugadora intervenía en un partido colegial de varones.
Su vida dio un giro radical, dejó la portería de fútbol un momento para enrolarse en un juego de americano.
“Solo quiero decirles a todas las chicas que pueden hacer cualquier cosa que se propongan; realmente pueden. Y si tienen esa mentalidad hasta el final, pueden hacer grandes cosas”, relató Sarah, tras el partido.