En la esquina de la calle Trébol y la Avenida 22 de febrero de la Colonia Los Reyes, en la Ciudad de México, se ubica una pequeña cancha de fútbol rápido. A simple vista podría parecer una más de las muchas que abundan en el país. No lo es; dentro de ella guarda innumerables historias de integración, superación e inclusión.
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Con las bardas, redondeles y el balón como amigos, decenas de jugadores gay no fallan cada semana para jugar el torneo de los Barrios de Azcapotzalco. Combinan el amor por el deporte y la convivencia, mientras dejan sus miedos atrás.
Rafael Martínez Olguín, encargado de la Liga, recuerda que hace casi una década comenzó lo que ahora ya es una realidad: uno de los pocos torneos de diversidad gay.
“Hace nueve años teníamos equipos femeniles y empezaron a llegar los compañeros de la diversidad que querían jugar; después de hablarlo con los delegados, en cada equipo femenil metimos a dos jugadores. Se aventaron dos torneos así, y después la novedad fue la categoría de diversidad gay. Empezaron cuatro equipos, después seis, ocho y así hasta ahora que son 16 equipos gay”.

Juegan dos tiempos de 20 minutos con un descanso de 10. Aunque aseguran que es una forma sana de convivir y superar sus problemas y miedos, dentro de la cancha no faltan las palabras altisonantes, los reclamos a la árbitra y una que otra patada.
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“Me estás pegando por atrás”, “déjala seguir”, “no tiene nada, que se levante”, son algunas de las frases en la disputa del balón; al final todos son amigos.
“Como en cualquier partido adentro de la cancha a veces te calientas, pero nos conocemos entre los equipos y todo se queda en el juego”, dijo Alfonso Gutiérrez, miembro del equipo de los Zorros, uno de los equipos con mayor proyección del torneo.
Son una familia
De hecho, los Zorros no se denominan un equipo, sino una familia, un grupo de compañeros que conviven no sólo con el balón, sino también en otros momentos importantes de sus vidas.
“Nuestro objetivo inicial fue la pasión por el futbol, y vimos que más personas se querían integrar… Lejos de ser un equipo, somos muy unidos, consideramos este grupo como una familia”, indicó Alfonso, miembro fundador del equipo que comenzó con seis personas hace seis años y que ahora cuenta con 37 elementos repartidos en tres equipos en la Liga: Zorros, Zorros LGBT y Zorros Junior.
No son los únicos del torneo de los Barrios, pues también participan Argentina Gay, Atlético Lambda, Amazonas, Azcapotzalco Gay, entre otros.

Fútbol y ayuda
Además del título que se busca en cualquier torneo, equipos como Zorros consideran que se han encontrado para ayudarse entre ellos a crecer como personas.
“El equipo me ayudó a superar los miedos, porque de chico me daba miedo el balón. Aquí hay mucha inclusión, te permiten jugar independientemente del nivel que tengas. Puedo resumir mi estancia con mucho aprendizaje en la que superé miedos, mientras hago algo que me gusta”, dijo Sebastián Amaro, de 31 años, quien contactó al equipo por sus redes sociales.
“Nos sorprende que siguen llegando más y más chavos. Vienen con ganas de superarse, con miedos por temas de discriminación; aquí los apoyamos. Unidos hacemos que esa persona suba su autoestima porque llegan decaídos”, dijo Alfonso Gutiérrez, ingeniero en telecomunicaciones.
La Liga de los Barrios busca tener más reconocimiento y crecimiento, pues de acuerdo a Martínez Olguín es una de las más económicas, pero también de las más olvidadas de Azcapotzalco, mientras que los Zorros, uno de sus equipos más representativos, apuntan a representar al país en 2022.
“El objetivo mayor que tenemos es ir a los Gay Games en 2022, el evento más importante para la comunidad LGBT”, relata con confianza Nicolás Pineda, miembro fundador y Community Manager de la familia Zorros.
