Maine Public visitó recientemente una casa pasiva en la ciudad de Hope para averiguar cómo funciona y cuánto cuesta. Hace 31 grados afuera cuando Patrick McCunney saluda a un reportero en el porche de su casa pasiva recién construida.
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Se mudó aquí desde Filadelfia con su esposa, Madeleine Mackell, y sus dos hijas pequeñas hace poco más de un año, y la pareja dice que decidieron construir la casa estilo granja de Nueva Inglaterra de dos pisos y 1,500 pies cuadrados sabiendo que ahorrarían dinero en energía con el tiempo.
Si bien hacía 31 grados afuera, el interior era mucho más acogedor.
70 Grados dentro de la casa
“Hace unos 70 grados aquí”, dice McCunney, que es ingeniero mecánico. “Y una vez que estableces esa temperatura, la casa, debido a su hermeticidad y cantidad de aislamiento, mantiene esa temperatura de manera bastante eficiente”.
¿Y tienen horno?
“Sin horno”, añade. “Solo esta pequeña bomba de calor. Depende mucho del sol para calentar, lo que en el invierno es bastante sorprendente”.
El sol entra a raudales a través de una pared de ventanas en el lado sur de la casa y hacia un panel solar en la azotea que, según McCunney, en días brillantes como este generará cuatro veces más energía de la que necesita la casa.
Factura de calefacción
La única factura de calefacción o electricidad que pagan en el invierno es la tarifa de conexión a Central Maine Power: alrededor de $13 al mes.
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“Queríamos que fuera un diseño y materiales sostenibles, y el hecho de que solo tengamos que pagar $13 al mes por nuestra tarifa de conexión es solo una ventaja adicional”, dice Mackell.
McCunney agrega: “También con un hogar pasivo, te estás separando de la volatilidad del mundo de la energía y de lo que trae y lo desconocido a medida que ingresamos a este nuevo planeta que se calienta y proporciona una especie de amortiguación contra ese caos”.
Constructor de la casa
El constructor de esta casa pasiva, Alan Gibson de la empresa GO Logic con sede en Belfast, dice que cofundó la empresa específicamente para especializarse en estructuras pasivas que atraerían a compradores que buscan eficiencia energética.
“Absolutamente, junto con otros beneficios que incluyen comodidad, resistencia y durabilidad”, dice. “Es solo el primer problema de costos con el que todos tropiezan”.
Las casas pasivas, dice Gibson, cuestan alrededor de un 10% más que las estructuras convencionales, simplemente porque tienen más cosas en ellas.
