Creemos que tenemos un aparato tecnológico de última generación que nos ayudará siempre estar entretenido y en un abrir y cerrar de ojos con lo que contamos ya pasó a un segundo plano porque salió al mercado una nueva opción. Con este ejemplo o metáfora se puede simplificar el cómo es el acelerado transcurrir tecnológico que se vive mundialmente en la actualidad.
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La saturación en variedad de aparatos tecnológicos hace que sea imposible que se pueda vivir en paz sin su presencia, por ello, especialistas alertan constantemente sobre los diversos efectos negativos en el comportamiento de sus consumidores.
Ante esto, una nueva investigación determinó que la posibilidad de hacer a un lado los artefactos eléctricos puede llegar a ser más placentero de lo que muchos se imaginan. Contrario a muchas creencias, el grupo de investigadores asegura que si las personas evitan la distracción tecnológica pueden contar con el tiempo suficiente para sumergirse en sus propios pensamientos y desarrollar otras cualidades creativas.
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Menos distracción tecnológica= Más creatividad
La profesora Aya Hatano de la Universidad de Kyoto, Japón, plantea que muchas veces la falta de creatividad u opción de desarrollar y analizar con precisión una idea muchas veces es imposible por la distracción causada por la utilización de los artefactos electrónicos.
Para llegar a la determinación, en el experimento social se les pidió a los participantes que predijeran cuánto disfrutarían sentados solos con sus pensamientos durante 20 minutos, sin poder hacer nada para distraerlos, como leer, caminar o tocar sus teléfonos. La respuesta fue unánime y contra todo pronóstico, los voluntarios expresaron lo mucho que realmente les gustó la experiencia.
“Nuestra investigación indica que las personas tienen dificultades para estimar cuán atractivo puede ser el pensamiento. Esto puede explicar por qué prefieren mantenerse ocupadas con dispositivos y otras distracciones, en lugar de tener un momento de reflexión e imaginación en la vida cotidiana”, indicó Hatano.
Las personas disfrutaron pasar tiempo únicamente con sus pensamientos sentados en una sala de conferencias vacía o en una pequeña carpa oscura sin estimulación visual; variaciones en las que el período de pensamiento duró entre tres y 20 minutos.
Kou Murayama, de la Universidad de Tübingen en Alemania y coautor del estudio, concluye que: “Hoy es extremadamente fácil ‘matar el tiempo’. En el autobús de camino al trabajo puedes revisar tu teléfono en lugar de sumergirte en tu pensamiento interno flotante porque predices que el pensamiento será aburrido. Sin embargo, si esta predicción es inexacta, estás perdiendo la oportunidad de comprometerte positivamente contigo mismo, sin depender de estos estímulos”.
