De acuerdo con la descripción que ofrece el portal Semana, “las semillas de chía son semillas diminutas, de color marrón, negras o blancas que provienen de una planta de la familia de la menta”.
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“Estas semillas son comunes en la medicina naturista, así como en recetas saludables debido a los nutrientes que posee y a su pequeño contenido calórico. Igualmente, destacan por ser ricas en fibra, grasas saludables (omega 3 y omega 6) y antioxidantes que ayudan a prevenir el daño celular”, agregan en el sitio web.
Para aprovechar los beneficios de las semillas de chías, estas pueden incluirse en la alimentación de diferentes maneras. En vista de que no necesitan ser molidas para su consumo, pueden integrarse fácilmente a la dieta. A continuación, algunas opciones:
- Añadirlas a las migajas de pan.
- Esparcirlas en las ensaladas.

- Incluirlas en bebidas, batidos de frutas, el yogur o los cereales.
- Incorporarlas a las sopas, granos o pasta.
- Mezclarlas con panqueques, tostadas u otros productos horneados.
Otra cualidad asociada a las semillas de chía tiene que ver con su efecto en el control de la glucosa. Al respecto, la revista Cuerpomente sugiere cómo una dieta que contenía regularmente semillas de chía o aceite de semillas de chía mejoraba la respuesta a la glucosa y la insulina en los ratones que se han usado durante varios estudios realizados.
Si bien se necesitan más estudios en humanos, los resultados preliminares muestran que las semillas de chía parecen ayudar a equilibrar el nivel de azúcar en sangre gracias a su contenido de fibra.
Precisamente, ese contenido de fibra también contribuye a optimizar los procesos digestivos en el cuerpo. Su consumo ayuda a aumentar la sensación de saciedad, ralentizando la digestión y favoreciendo el estado de la microbiota intestinal.