Las relaciones que formamos con nuestros padres pueden ser determinantes en nuestra vida. Nos pueden ayudar a tener vínculos saludables con las personas que nos rodean, con nuestras parejas, o nos pueden llevar a tener relaciones tóxicas y poco saludables con todos.
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Por eso es importante identificar cómo la actitud de los padres puede afectarnos emocionalmente cuando hay un ambiente tóxico. Para poder atacar estas situaciones a tiempo y construir puentes saludables entre todas las personas de tu entorno.
De esta manera nos afectan emocionalmente los padres tóxicos
De acuerdo a Psychology Today, hay frases que los padres dicen a sus hijos que quizás no son las más adecuadas o idóneas ya que le pueden crear ciertos problemas emociones, de auto percepción y autoestima.
Una de esas frases es: “No tienes ninguna razón para estar molesto. Nadie más se siente de esa manera”. Este tipo de enunciados hace sentir a los niños invalidados, incapaces de aceptar sus propios sentimientos o sensaciones.
“Eso no fue lo que pasó”: es una manera de decirle al niño que no tiene razón en lo que está diciendo y puede cohibirlo a expresarse en el futuro. Los padres deberían tener la capacidad de escuchar las versiones que cuentan sus hijos y luego aclarar si hay algunas inconsistencias en sus historias.
“¿Cómo crees que eso me hace sentir?”: cuando los padres dicen este tipo de frases lo que logran es hacer sentir culpables a los hijos de ser como son, culpables de lo que hacen o dicen.

“Eres muy dramático”: nunca un padre debería llamar dramático a su hijo porque, de nuevo, está invalidando sus acciones o lo que sea que esté sintiendo en ese momento particular.
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“Bueno, la vida no es justa”: es una forma tóxica de decirle a un hijo que no siempre va a obtener lo que quiere o desea porque sencillamente depende del destino y la vida no es justa.
“¿Por qué no puedes ser más como tu hermano o hermana?”: comparar a los hijos con sus hermanos o hermanas no es lo más saludable ya que puede crear inseguridades y problemas con la autoestima y la identidad.

“Deja de llorar, no hay razón para llorar”: los hijos deben tener la oportunidad de expresar sus emociones, sea de felicidad, tristeza o llanto y no reprimir lo que sienten.
Estas son algunas de las actitudes de los padres que pueden crear ambientes tóxicos, para nada favorables con el crecimiento y desarrollo de los hijos.
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