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Kristen Stewart, una directora radical

La actriz, ícono generacional y ahora cineasta radical, debuta en Cannes con The Chronology of Water (Cronología del Agua), una adaptación visceral y feminista que la consagra como autora total. Recién casada y rodeada de su equipo en la Croisette, habla sin filtros sobre cine

Kristen Stewart
Kristen Stewart Kristen Stewart debuta como directora en Cannes (Getty)

A los 35 años, Kristen Stewart está viviendo su revolución personal y profesional. Lejos quedó la adolescente misteriosa de Crepúsculo. También la estrella indie que cautivó a Olivier Assayas y a Pablo Larraín. Hoy es una directora debutante dispuesta a romper con la imagen creada por la industria, las expectativas y sus propios miedos.

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Su primera película como realizadora, The Chronology of Water, se estrena mundialmente en el Festival de Cannes, dentro de la sección Un Certain Regard. Y aunque no compita en la selección oficial, es, sin duda, uno de los títulos más comentados de la 78 edición del certamen francés. Cruda, poética y profundamente femenina, la cinta adapta las memorias de Lidia Yuknavitch, una escritora que sobrevivió abusos sexuales, violencia, adicciones y el silenciamiento cultural de la experiencia corporal de las mujeres. “Este jodido proyecto debía sangrar. Debería ser una mujer cojeando y sangrando”, ha dicho Stewart con honestidad, con esa extravagante vulnerabilidad que la ha convertido en ícono de su generación.

El cine como grito compartido

La historia llegó a Stewart gracias a un algoritmo de Kindle. A las 40 páginas, cerró el libro y buscó a Yuknavitch. “Sentí que estaba contando mis secretos. Los que no se dicen. Como cuando tienes la regla o te embarazas y te dicen que no lo cuentes aún, por si lo pierdes. Eso que nos guardamos. Sin embargo, su historia era lo contrario. Ella te invita a mirarlo todo”. Cinco años ha necesitado Kristen para llevar a cabo el proyecto. Y no fue fácil. “Solo con la premisa, los inversores huían. ¿Quién quiere pagar por una película sobre abuso sexual, drogas y feminismo radical? Pero es que justo por eso había que hacerla” cuenta con orgullo.

La cinta fue rodada entre Letonia y Malta por razones de presupuesto, y financiada por productoras europeas e independientes. Stewart se negó rotundamente a usar su propio dinero. “No, de ninguna manera. Nunca haría eso. Yo me lo merezco. Las mujeres lo merecemos. No voy a justificar por qué esta historia merece existir”. Lo que sí costeó de su bolsillo fue un gesto hermoso y significativo: invitar a todo su equipo a Cannes. “Ni siquiera estamos en la sección oficial, estamos en Un Certain Regard. Pero están todos aquí, porque esto fue una obra hecha en familia”.

Estrellas adolescentes y directoras

Este año, Stewart comparte sección con otra estrella convertida en cineasta: Scarlett Johansson, quien también debuta como directora con Eleanor the Great en la misma sección del Festival de Cannes. Ambas fueron figuras adolescentes, ambas han sido subestimadas, y hoy ambas lideran narrativas femeninas y desafiantes en un festival históricamente masculino. Stewart eligió a Imogen Poots como protagonista, y no consideró protagonizar ella misma el filme. “Lidia es toda mujer, toda carne. Yo soy demasiado flecha. No me veía en ese papel. Ahora, Imogen y yo somos hermanas. Lo que vivimos filmando, nos ha unido para siempre”. Stewart no se ahorra críticas al estado de la industria del cine que considera “inflado y con fugas”, y no cree que pueda volver a trabajar con estudios tradicionales. Su modelo a seguir es John Cassavetes, y su próximo proyecto será, según ella, “comunal y respetuoso”.

“Lidia es toda mujer, toda carne. Yo soy demasiado flecha. No me veía en ese papel. Ahora, Imogen y yo somos hermanas. Lo que vivimos filmando, nos ha unido para siempre”

—  Kristen Stewart, sobre la elección de Imogen Poots como protagonista

También mira con desasosiego el contexto político estadounidense, especialmente frente a amenazas proteccionistas como las del presidente Donald Trump. “Quería rodar en Oregón, donde ocurre el libro, pero nadie quería pagarlo. Y ahora resulta que filmar fuera de mi país es casi traición”. A pesar de todo, no pierde la esperanza: “Soy una optimista furiosa. No creo que esto dure para siempre. Pero hay que estar despiertos. Hay que mirar alrededor. La gente no está feliz.”

Más allá de la estrella adolescente

Kristen Stewart ha evolucionado significativamente desde sus días en la saga ‘Crepúsculo’. Su participación en proyectos como ‘Spencer’, donde interpretó a la princesa Diana, y su papel como presidenta del jurado en la Berlinale 2023, han demostrado su compromiso con el cine de autor y su deseo de explorar personajes complejos y multifacéticos. En una reciente entrevista, Stewart expresó su desdén por las películas que solo buscan entretener, afirmando: “No quiero hacer películas solo para entretener, no soy un mono de feria”. Esta declaración refleja su enfoque hacia el cine como una forma de arte que debe provocar reflexión y ofrecer una visión auténtica de la experiencia humana.

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Además de su faceta como cineasta, Stewart ha sido una voz crítica dentro de la industria cinematográfica. Ha llegado a cuestionar la “falsa” igualdad de género en Hollywood, señalando que los esfuerzos por promover a las mujeres en el cine a menudo benefician solo a un pequeño grupo selecto. Esta postura subraya su compromiso con una representación más inclusiva y equitativa en la industria.

Un año de logros personales

El año 2025 también ha sido significativo en el plano personal para Stewart. Recientemente, se casó con su pareja, un paso que simboliza su estabilidad y madurez tanto en su vida personal como profesional. Aunque ha mantenido detalles de su vida privada en privado, este evento ha sido ampliamente comentado en los medios, marcando un nuevo capítulo en su vida.

El pasado 20 de abril, Kristen Stewart se casó con la guionista Dylan Meyer, en una ceremonia íntima en Los Ángeles. Lo hizo vestida con su par de Levi’s y una camiseta de esmoquin, cómo había bromeado años atrás. “Queríamos algo que fuera muy de nosotras”. La boda no es solo una anécdota romántica. Es parte de la narrativa de una mujer que se ha apropiado de su vida, de su arte, y de su deseo de formar una familia creativa y amorosa a su alrededor. “Tengo mi equipo. Mi familia cinematográfica. Puedo hacer películas pequeñas, donde sea”. Stewart confiesa que tiene la necesidad urgente de contar lo que siente. “No hago planes. Soy mala para eso. Solo sé que si algo me tira desde adentro, tengo que hacerlo. Esta película se convirtió en una razón para vivir, y no lo digo con dramatismo. Lo digo con el corazón”. Con al menos diez películas en proyecto. Algunas en pareja con su esposa guionista. Otras en solitario. Stewart tiene con todas ellas una visión clara. “Voy a hacer cine del que incomoda, ese que celebra lo que todos callamos”. En definitiva, Stewart quiere hacer cine sin excusas.

Cannes es testigo del debut de una artista que no pide permiso. Kristen Stewart no vino a buscar redención, sino a abrirse en canal. “Esta película puede ser amada o puede ser odiada. Lo que yo quiero es que el público sienta su honestidad”.

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