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La historia detrás del vestido que usó Kim Kardashian en la “Met Gala” y que perteneció a Marilyn Monroe

La socialité Kim Kardashian logró usar uno de los vestidos más icónicos de Marilyn Monroe.

Kim Kardashian.

Kim Kardashian fue una de las estrellas que más causó sensación en la “Met Gala” 2022, pues lució uno de los icónicos vestidos de Marilyn Monroe. Así que te contamos la historia que hay detrás de esta prenda.

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Así fue la aparición de Kim Kardashian en la “Met Gala”

La socialité asistió en compañía de su actual novio, Pete Davidson, siendo uno de los primeros eventos en los que aparecen juntos.

El vestido es color nude y tiene cristales bordados, para poder entrar en él, la famosa tuvo que perder siete kilos en tres semanas, por medio de una rigurosa dieta.

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De acuerdo a información publicada por “Vogue”, Kim dejó de comer carbohidratos y azúcares.

Además, decidió teñirse el cabello de rubio, para que la prenda tuviera más protagonismo. Para este procedimiento recurrió a Chris Appleton, uno de los estilistas más famosos de Hollywood.

Algo que es sabido por los fans de Kardashian es que siempre acostumbra usar maquillaje corporal, con el propósito de lucir siempre radiante.

Y para evitar arruinar el vestido, decidió prescindir de él.

Por otro lado, la movilidad de sus piernas se vio reducida por lo que tuvo que recibir ayuda de su novio.

Cabe resaltar que el trato para que ella pudiera lucir la prenda fue que sólo la usara para las fotos de la alfombra roja, así que después, para la fiesta, Kim se cambió y usó una replica exacta.

La historia detrás del vestido

La famosa actriz usó esta prenda el 19 de mayo de 1962, durante una recaudación de fondos, que se celebró en el Madison Square Garden, donde le cantó las mañanitas al entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, quien aquel día cumplía 45 años.

El vestido se convirtió en uno de los más icónicos de la historia, por lo que fue subastado, por primera vez, en 1999, por más de un millón de dólares; aunque a la muerte de su entonces propietario, en 2016, la pieza volvió a subastarse, ahora por 4.8 millones de dólares, adquirido por el Museo de Ripley.

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