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Primate: la llamada “crisis de la mediana edad” no puede ser más surreal e hilarante

Christian Tappan reconstruye desde sí mismo cómo un hombre puede atravesar una crisis existencial de formas poco ortodoxas.

William Díaz (o William Days), es alguien que en teoría, tiene todo para ser feliz: una familia que lo ama, un trabajo como actor en el que es valorado, un círculo de amigos genial… hasta que como en una novela de Kafka, no, no se convierte en cucaracha, sino que le duele la espalda y de ahí, esto desata una crisis existencial sin precedentes.

Eso es lo que retrata de manera hilarante la serie “Primate”, serie colombiana transmitida en Prime Video. Esta está basada en las anécdotas del actor Christian Tappan, que incluso se burla inteligentemente de su nostálgica etapa como actor infantil, o como el famoso intérprete de cierta famosa serie de narcotraficantes… todo para retratar a su personaje en su complejidad.

Tappan está acompañado de un elenco de lujo, que incluye a actores como Diego Cadavid, Natasha Klauss, Katherine Porto, Diego Cadavid y Juan Pablo Urrego. PUBLIMETRO habló con Tappan, Porto y Klauss sobre esta serie que retrata lo que en nuestra cultura es la “crisis de mediana edad”, que en realidad son muchas crisis que podría pasar cualquiera, con unas buenas carcajadas.

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¿Cómo llegaron a la serie?

Natasha Klauss (NK) : Trabajamos hace años, nos conocemos y recibí ese regalo que jamás me esperé. Asío que me preguntó si quería ser su esposa y necesito a alguien con quien se trabaje rico en el set y sea chévere. Y pues yo dije sí sin saber de qué se trataba. Así la grabamos en junio, julio del año pasado.

Katherine Porto (KP) : Llegué a la serie en pandemia, pasándola en un apartamento muy chico con mis dos gatitos. Me llama mi amigo, y me dice: “Me han diagnosticado con esto, y pues quiero que seas este personaje. Cuéntame y miramos cómo avanzamos con esto”. Hace siete años trabajamos en “La esquina del diablo”, donde hice de una periodista con Síndrome de Estocolmo, y fue ahí donde decidimos seguir trabajando.

Y esta fue la oportunidad perfecta. Jamás pensé que se haría realidad. Entonces, guardé esta intención para mis ángeles, les pedí que todo se diera, lo escribí, lo puse en un libro y prendí una vela. Y es un gran regalo y una gran responsabilidad.

Christian Tappan (CT) : La historia nace en 2019, de “las entrañas”, como dicen ellas. Y quería reflejar un poco de eso en un modo reflexivo, tal vez. Al final William es un personaje que refleja la anécdota que quería que se representara y también quería que tuviera esa dosis de ficción maravillosa que tienen varios personajes. Además, siempre se cuentan historias de viejos muy viejos o de gente de los 30 a los 40 donde pretenden que todo sea complicadísimo, cuando esa etapa es una delicia.y fueron la época más plena de mi vida.

Mis 40 entonces sí fueron como una patada mal dada. Y los recibí con una serie, y me enfermé, me dio de todo, luego la diabetes y dije: “Contémoslo, porque de los 40 a los 50 la pasas mal”, y esto desde una perspectiva de alguien que tiene en apariencia todo perfecto. Porque si fuera desde la perspectiva de alguien deprimido y fracasado, no tendría sentido. Y para hacer comedia es hallar la forma de cómo burlarnos de nosotros mismos, con todo el respeto que reflejan los personajes.

—  Christian Tappan

¿Cuál es la clave de la crisis de este personaje y cómo actúan los que lo rodean?

CT: el personaje nunca está en una mala situación. Ni está en la cuerda floja su carrera ni se va a ir a pique. Eso es lo más interesante. Pero lo que le comienza a pasar con su cuerpo y ese deterioro hacen que se sienta infeliz, que no se sienta pleno. Porque es muy difícil aceptar como hombre que esto le pasa. Más cuando le comienzan a ofrecer sillas, por ejemplo. Pero él lo acepta, eso es lo sorprendente. Acá los hombres se van a ver con mucha más debilidad que las mujeres. Que son más fuertes.

KP: que se asemeja mucho a lo que pasa ahora: las mujeres son más independientes, toman sus propias decisiones, que tienen acceso a cargos que no tenían antes. Y en cuanto a la comedia, el libreto y el director son fundamentales para que no perdamos el norte. Y siempre nos enfocamos en no salirnos de ahí.

¿Cuáles fueron los desafíos de actuar en esta serie?

NK: para mi , y lo he expresado en distintos escenarios, es actuar desde lo simple. Y llegar a un formato más sencillo, donde la expresión no es necesaria para transmitir, fue bastante difícil. Llegar a ese punto minimalista. Yo soy muy corporal, sin el gesto no me siento viva, y no tenerla fue algo bastante desafiante.

KP: eso fluyó de principio a fin. Desde el primer momento fue un entendimiento completo con nuestro director y nuestra productora. Era lindo. Era simplemente como estar presente, escuchar y todo fluyó.

CT: no eran actores buscando contar su verdad, sino que reaccionaban con base en escuchar al otro. Así salían cosas muy bellas. No eran actores buscando matices mentirosos donde no los hay. Son personajes reaccionando a las acciones de los otros y en la serie te das cuenta en sus caras. Y todos quedamos felices y orgullosos con el trabajo que estamos haciendo.

Luego de Primate… ¿cómo definen el hecho de envejecer?

KP: Yo lo veo como términos, simplemente. Una palabra con la que encasillaron todo el proceso de madurar. De crecer. De ganar experiencia. De vivir. Nos metieron en la cabeza de que llegar a cierta edad era que se nos acababa la vida. Y en los 40 es cuando tienes un cúmulo de experiencias que te llevan a tomar decisiones más conscientes. A mi me ha enseñado esto a vivir con más pasión, esta edad. A tener más agradecimiento y amor, cosa que no tenía antes.

NK: Para mi es lindo llegar a los 40. Si es una realidad, pero es una palabra y algo que se encasilló. Y ahora, no sé si les ha pasado, pero uno al ver a ciertas personas de su pasado, se da cuenta de que está “muy chimba”.

CT: Yo no lo sé, porque para mí los cuarenta se acabaron. Empiezo con una nueva crisis, qué pereza (risas). Pero en la vejez, como la llaman popularmente, tú te pones a tomar decisiones que no tomabas antes. Y ya no tengo nada que mostrar, solo divertirme día a día con lo que me muestra la vida y volverlo un plus para pasarla bien. El dolor, la diabetes, todo va a estar ahí. Y ser feliz.

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