La nueva orden ejecutiva firmada por el expresidente Donald Trump, que prohíbe la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de 12 países, ha desatado una ola de críticas por parte de líderes demócratas y organizaciones de derechos civiles. La medida ha sido calificada como “discriminatoria”, “racista” y una “distracción peligrosa” de otros temas urgentes.
PUBLICIDAD
La representante demócrata Pramila Jayapal denunció la orden como un intento de revivir la prohibición de viajes a países de mayoría musulmana impuesta durante el primer mandato de Trump. “Es un retroceso alarmante que atenta contra los valores fundamentales de inclusión y justicia”, declaró. Por su parte, el congresista Adam Schiff aseguró que la acción “no mejora la seguridad nacional, sino que siembra división y odio”.
PUBLICIDAD
La orden ejecutiva prohíbe temporalmente la entrada de ciudadanos provenientes de países como Afganistán, Guinea Ecuatorial y Haití, entre otros, citando razones de seguridad nacional y amenazas terroristas. Sin embargo, críticos argumentan que la medida carece de base empírica y responde más a una agenda ideológica que a un análisis real de riesgos.
Organizaciones como Amnistía Internacional y el Consejo de Relaciones Americano-Islámicas también rechazaron la decisión, señalando que esta política “criminaliza poblaciones enteras” y promueve la xenofobia bajo el pretexto de proteger al país.
Además, la polémica se intensificó con una proclamación adicional de Trump que suspende la emisión de visas a estudiantes internacionales que deseen asistir a la Universidad de Harvard, una acción que la institución calificó como “represalia política” y una violación de la libertad académica y de expresión.
La comunidad internacional y sectores económicos han manifestado preocupación por el impacto que esta prohibición tendrá sobre la imagen de Estados Unidos en el mundo, así como sobre industrias que dependen de la inmigración y la diversidad cultural.
Mientras tanto, analistas apuntan a que estas medidas podrían formar parte de una estrategia para desviar la atención pública del controversial plan fiscal y de gasto propuesto por Trump, el cual ha sido duramente criticado por proyectar un aumento de 2.4 billones de dólares en el déficit y dejar sin cobertura médica a millones de ciudadanos, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
La nueva prohibición de viajes se convierte así en un punto crítico de confrontación política en el actual escenario electoral, reavivando debates sobre identidad, seguridad y los valores que definen a la nación.