Como es toda una tradición, el mes de septiembre trae consigo grandes funciones de boxeo, que son estelarizadas por púgiles con raíces mexicanas.
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Ahora, para ir calentando motores, dos semanas antes de la tercera edición del enfrentamiento entre Saúl Álvarez y Gennady Golovkin, Andy Ruiz regresa al encordado ante el cubano Luis Ortiz, el próximo domingo 4 de septiembre.
Andy Ruiz y una carrera de altibajos
“El Distroyer” ha tenido grandes momentos, pero también ha sufrido descalabros en los últimos tiempos.
Cabe recordar que a mediados de 2019 hizo historia, al convertirse en el primer campeón de peso pesado de México. Andy se impuso por nocaut técnico en el séptimo round a Anthony Joshua. Fue una gran sorpresa en el mundo de los guantes.
El hombre más bajito y con una figura regordeta le quitaba los cetros de la AMB, FIB y OMB al británico, que lucía mucho más poderoso que él.
Sin embargo, la revancha fue muy diferente. Al peleador de ascendencia mexicana se le criticó que se dedicó por dedicarse a otras cosas fuera del ring y dejar de lado su preparación.
Como consecuencia, el 7 de diciembre de 2019, en la revancha ante Joshua, Andy lució pesado y fuera de ritmo. El boxeador europeo no tuvo problemas para recuperar sus cetros.
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Fue un duro golpe para Ruiz, pues, así como llegó a la gloria, tuvo una fuerte caída a la realidad.
Dudas ante Arreola
Tardó más de un año para volver a subir al encordado. El 1 de mayo del año pasado se enfrentó ante el veterano Chris Arreola. A pesar de que salió con el puño en alto, gracias a una victoria por decisión unánime, dejó más dudas que certezas.
Va a pasar más de un año para que” El Destroyer” mexicano vuelva a pelear. En ese tiempo se unió al Canelo Team y también lo dejó.
Ruiz contrató al coach Alfredo Osuna para que estuviera más al pendiente de su entrenamiento.
“En los meses que no he estado peleando tuve una operación de la rodilla, salí bien, gracias a Dios. Ya tenemos unos tres o cuatro meses entrenando y pues estamos listos para esta pelea”, dijo.
De hecho, el mexicoestadounidense ha tenido un importante cambio físico, pues se nota más delgado. “Me siento fuerte y más flaco”, dijo el carismático boxeador.
El próximo 4 de septiembre es la prueba de fuego para el azteca, en un combate eliminatario por el título del Consejo Mundial de Boxeo, que le pertenece a Tyson Fury.
