En agosto de 2021, Luka Dončić se convirtió en el novato mejor pagado de la NBA, cuando los Mavericks de Dallas le ofrecieron un contrato de cinco años por 207 millones de dólares.
El esloveno ya es uno de los talentos más importantes de la liga estadounidense, por lo que los Mavericks no querían que algún otro equipo lo tentara.
Luka Doncic haciendo lo que quiere con Chris Paul, otro partido más 🤯pic.twitter.com/rCX2vizN3F
— Pasion Basket (@PasionBasketNBA) May 11, 2022
En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Luka llevó a su selección al cuarto lugar de la competencia, y se quedó a un paso de hacerse de una presea.
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Convencer a Luka no fue sencillo. De hecho, el dueño de la franquicia, Mark Cuban, y una comitiva del equipo, que incluía a Dirk Nowitzki, viajaron a Ljubljana, capital de Eslovenia, para cerrar el trato con él.
Con el básquetbol en la sangre
Los primeros años de vida de Dončić siempre estuvieron relacionados con el básquetbol, pues desde su infancia una pelota y una canasta lo acompañaron.
De hecho, sus familiares recuerdan que tenía un pequeño aro en su cuarto, en el que practicaba a todas horas del día.
Crecer y ganar altura se convirtió en una obsesión para el esloveno, al grado de que iba marcando con rayas en la pared su progreso.
Como mandan los libros del posteo: mirar por arriba del hombro para un posible corte, proteger la pelota a media altura y apenas se siente el contacto de un lado, girar para el otro.
— Hablemos De Básquet (@HDB_ok) May 9, 2022
Luka Doncic.pic.twitter.com/n2HMvwZJWx
El gusto por el deporte nació, en gran medida, por su padre, quien era jugador y después entrenador.
La infancia de Luka estuvo llena de duelas y partidos, en los que poco a poco aprendió sobre el deporte.
Curiosamente, el base de Dallas practicó otras disciplinas, como el voleibol, handball, fútbol, waterpolo y hasta judo, pero el básquetbol era el único que lo llenaba.
“¿Por qué eligió el básquet? Quizá pesó la influencia del padre. Pero creo que, en el fondo, nunca tuvo dudas. No sé qué pasaba, pero Luka se calmaba cuando escuchaba el pique de la pelota y el rechinar de las zapatillas. Muchas de las cosas de la casa terminaron rotas, incluso varios vidrios”.
— Mirjam Poterbin, madre de Luka