A los 17 años de edad, Florencio Díaz, mejor conocido como My Flowers, comenzó sus primeros pasos en la lucha libre. Sin embargo, el debut en la lona no fue lo esperado, ya que se dio cuenta que esta disciplina implicaría mucho sacrificio.
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Díaz no se desanimó y tomó al toro por los cuernos, por lo que, en compañía de su gran amigo, Pimpinela Escarlata, comenzó a entrenar para perfeccionar sus movimientos en el cuadrilátero.
Cuando era un niño, My Flowers tuvo su primer acercamiento con este deporte, cuando una amiga lo invitó a una función, en la que se presentó el legendario Lizmark.
Aquel gladiador de gran físico causó asombro en Florencio, quien desde ese momento supo que la lucha sería su pasión.
Los Queen fueron sus maestros, un grupo de estetas que estaban adentrados en el mundo del pancracio, ya que tenían experiencia en Centroamérica y México.
Su debut oficial en los encordados se dio en 1986, en Torreón, Coahuila, con un look poco común a lo que los aficionados estaban acostumbrados.
Y es que, antes de dedicarse de lleno a la lucha, My Flowers fue travestí, por lo que su atuendo fue un homenaje a todos sus amigos con los que convivió.
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De hecho, en 1991, durante una función realizada en Querétaro, fue cuando los aficionados comenzaron a aclamar el estilo de luchadores exóticos, que tomó fuerza con la presencia de él y Pimpinela en el cuadrilátero.
El resto es historia, ya que My Flowers es una leyenda del pancracio mexicano, con más de 34 años de carrera que lo tiene en lo más alto.
El niño que le cambió la vida
La cuñada de Florencio se embarazó en Torreón, Coahuila. Sin embargo, no tenía entre sus planes tener al bebé.
Pero Díaz le dijo que lo trajera al mundo, pues él estaba dispuesto a cuidarlo. Y así fue, el esteta se convirtió en padre de la noche a la mañana, por lo que tuvo que dejar de lado su etapa de travestí, ya que no quería darle un ejemplo negativo al pequeño, pues estaba involucrado de lleno en la prostitución.
La lucha fue la válvula de escape, por ello se dedicó en cuerpo y alma al deporte, con la intención de darle lo mejor a su pequeño sobrino.
“Mi cuñada no lo quería, yo le dije que lo tuviera y que me lo regalara, y sí, a los cuarenta días se fue y me lo dejó. Me dijo mi abuela: ‘ahí está tu niño, tú lo querías y ahí está’. Y llegó a cambiar mi esquema de vida, porque en ese tiempo yo ya me dedicaba a la prostitución, estaba dentro del travestismo, y ese niño me vino a hacer pensar en más adelante, el pequeño iba a crecer y yo no quería darle ese ejemplo. Yo no quise que él me viera como lo que en ese tiempo fui y se me atravesó la lucha libre y empecé a entrenar.
“En Torreón, Coahuila, yo ya le traía ganas a la lucha libre, me tenían apartado mi lugar de primera fila, pero ya no me pasó por mi cabeza el ‘voy a ser luchador’. Me empezaron a llamar la atención otras cosas. Me llega a mi vida un niño que me regalan, que era mi sobrino, que en paz descanse porque lo mataron. Pero él cambió mi esquema de vida totalmente”.
— My Flowers, leyenda de la lucha exótica en México