Tras los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el sóftbol femenil tomó un rol importante como deporte, sobre todo con la incursión de México en la justa.
Hace algunas semanas, Las Diablitas de Hondzonot saltaron a la fama en redes sociales, luego de que la jugadora del conjunto Tricolor, Stefanía Aradillas, subió a su cuenta de TikTok varios videos en los que convive con los jugadoras.
Este equipo de Tulum nació como cualquier otro de barrio o de pueblo, con la intención de que las mujeres pudieran adentrarse al mundo del deporte.
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El nombre de Diablitas lo obtuvieron gracias a los calificativos que recibieron en su comunidad, de mandonas y rebeldes.
@steffy.aradillas Jugué con las diablillas 😈❤️ #fypシ #vivamexico #mexico #mexicocheck #telocuentoentiktok #storytime #parati
♬ Have Mercy - Chlöe
Las 18 integrantes del equipo son originarias de Hondzonot, Tulum, uno de los 11 municipios de Quintana Roo.
Aunque el sóftbol es un desahogo a sus problemas, no pueden dejar de lado las carencias que sufren. Incluso, el COVID-19 empeoró todo el ámbito laboral, pero ellas se mantienen felices por disfrutar de la disciplina de sus amores.
De hecho, el equipo nació hace un par de años, aunque todo el tiempo del coronavirus han tenido que detener sus acciones, por miedo a contagiarse.
De momento no pertenecen a ninguna liga, pero divertirse sobre el diamante ha sido el mejor alivio en la pandemia.
Lejos de portar un uniforme, lo hacen con un traje típico de la región, descalzas y con el entusiasmo como su principal arma.
@steffy.aradillas Por fin con las diablillas 😈 #mexicocheck #telocuentoentiktok #storytime #mexico #paratii #fyp #softbol #vivamexico #viaje
♬ Don't Be Shy - Tiësto & Karol G
Adentrarse en este mundo ha servido para enfrentar al machismo, por lo que se han convertido en un ejemplo a seguir en su comunidad.
Las jugadoras tienen como meta participar en algún torneo internacional, con la intención de ganarse el respeto del mundo, pero, sobre todo, quieren demostrar que las mujeres pueden practicar cualquier deporte.
“La mayoría somos amas de casa y muchachas que se dedican a bordar, buscando la manera de salir adelante. Unas trabajaban, pero por el COVID-19 algunas perdieron su trabajo. Nos habían dado un entrenador del municipio, pero con esto que llegó, ahora cuando terminamos los quehaceres de la casa lo hacemos solas. El equipo se formó cuando hubo un partido de béisbol y nos invitaron, jugábamos con pelotas de tenis.
“Nos dijeron que fuéramos a un cuadrangular a un pueblito cerca del nuestro, quedamos en primer lugar y de ahí nos comentaron que si mejor nos íbamos al sóftbol, porque ese era el de las mujeres. La costumbre de un pueblo es que los hombres manden, si sales o no sales, pero nosotras tenemos a nuestra familia y siempre apoyan en nuestro juego. Aunque perdamos o ganemos, nosotras las mujeres seguimos demostrando que podemos jugar el deporte que nos guste”.
— Fabiola May, capitana de la novena indígena